Por Carlos Mansur (*)
El debate por el intento de expulsión de cinco diputados nacionales de la UCR, bajo el pretexto de que votaron para sostener el veto presidencial del financiamiento universitario, no es más que eso, un pretexto un invento, una excusa para decirlo de una manera elegante es el síntoma de una enfermedad que viene padeciendo el radicalismo.
En la política Argentina muchos se equivocan, se sobrevalúan intentan dominar imponer y someter a otros a pesar de que las diferencias ideológicas metodológicas y de estilo son absolutamente opuestas. El caso del radicalismo es un caso testigo de un intento de utilización política de determinadas personas, que están bien bien lejos de cualquier fe militante o identificación ideológica o doctrinaria. Son directamente un grupo de personas que quieren utilizar a nuestro centenario partido como vehículo para el beneficio propio y el acceso al poder.
Poniéndole nombre y apellido a las cosas me refiero clara y directamente a Martín Losteau, Emiliano Jacobiti, a quienes últimamente se les ha sumado, tristemente, Facundo Manes.
El problema no solo se ciñe al intento de expulsarlos. Este grupo de “mercantilistas” , bien amenazando con dividir fracturar el bloque de diputados nacionales de la Unión Cívica Radical, lo más triste es que no tienen altura moral para juzgar a nadie, si tienen un objetivo romper la UCR y lo vengo denunciando hace rato esto, ojo esto, no exonera a los impresentables que votan cualquier cosa. Pero acá el paradigma es muy claro: o se mantiene unida la UCR o tiende a su extinción.
Martín Lousteau se convirtió en el político con imagen negativa más grande gracias a su deambular permanente por sectores que le brinden negocios, o sea algo que le critico a Mauricio Macri, es lo que él hace ahora, el tema es que el «chanta» cree que todos son de su misma condición.
La unidad, sin dudas es lo que necesita el radicalismo. Pero estos sectores de mezquinos y minoritarios han mostrado por ejemplo, como lo fue en el caso de la interna de la provincia de Buenos Aires, que están bien lejos de querer fortalecer al partido y están bien cerca de querer apoderarse del radicalismo para sus objetivos personales y como grupo. Visto desde esa perspectiva la fisura y la fractura el radicalismo va a persistir, por lo tanto, sería preferible que estos personeros de los “negociados”, se vayan creen su propio partido tengan su propio sello y hagan su política mercantilista sin que nadie los señale, ellos amenazan con la fractura avizoran la disolución y anticipan el caos pero nosotros les decimos como dijo el poeta italo argentino, “TÚ CREES QUE ME MATAS YO CREO QUE TE SUICIDAS”.
(*) Presidente UCR Junín, Buenos Aires
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