Por Andrés Lavaselli
La política bonaerense se consume en internas que involucran, como siempre, actores de primer orden a nivel nacional. Cristina Kirchner y Axel Kicillof sellaron en Merlo una paz armada que no resuelve la pelea durísima que seguirán librando sus coroneles, pero podría ponerle límites nuevos. En la UCR fracasó un intento reservado para sellar la unidad partidaria porque Maximiliano Abad y Martín Lousteau tienen motivos para preferir la disputa. Mientras, asoma en el horizonte un cambio copernicano: la votación con sistemas diferentes para cargos nacionales y provinciales.
La inesperada presencia de Kicillof en el acto de Cristina fue una señal de distención que llegó en un momento crítico: la disputa entre el camporismo y los seguidores del Gobernador parecía a las puertas de derivar en una ruptura abierta, después de que Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes, acusara públicamente a (entre otros) el ministro provincial Andrés “El Cuervo” Larroque, de estar detrás de una campaña para perjudicarla. Ese cruce fue el último de una serie de episodios (actos en territorio “adversario”, reclamos de gestión con intención política) que desde hace un mes profundizan semana a semana la interna.
El núcleo que piensa la política de Kicillof lee un dato que puede afectar la dinámica de ese enfrentamiento: la carta y el acto de Cristina, todo en el plazo de una semana, marcan el fin de la estrategia de esperar en segundo plano el desgaste de Miei, esa idea de que el programa económico, por sus efectos sociales, lleva en sí mismo el germen de la destrucción del Gobierno. Por eso, creen que más que pela abierta, lo que deberán resolver ahora es el modo en que el “es Cristina o Milei” que comenzó a plantear la Expresidenta no opaque el “Es Axel o Milei” que el Gobernador lanzó en el acto que hizo en la Costa, 24 horas después de encuentro en Merlo.
Esa presunción convive con otras certezas. 1) En La Plata creen que ya no se puede sostener argumento de que el camporismo avanza sin el visto bueno explícito de Cristina, aunque ella haya demostrado que tiene un juego que es propio. 2) Kicillof no es una pieza reemplazable por ahora en la potencial oferta electoral del cristinismo, por eso la ruptura no se consuma. 3) Habría algún registro en el Instituto Patria de que el Gobernador tiene un límite a la hora de tolerar malos tratos públicos. “Axel no es Scioli” dicen en La Plata, en referencia a los mil episodios en que el exgobernador sufrió en silencio cuestionamiento de Néstor o Cristina Kirchner.
El saldo provisorio de todo el episodio lo resume así un ministro de trato diario con el Gobernador. “Hay paz por arriba pero la guerra sigue por debajo”.
Otras internas
Mientras, una negociación reservada para evitar la elección del 6 de octubre en la UCR fracasó en algún momento cercano al viernes. Lo interesante es que, al parecer, hubo halcones y palomas en ambos bandos: el sector de Daniel Salvador y el de Facundo Manes trabajaron para lograr la unidad, pero Maximiliano Abad y Martín Lousteau no quisieron saber nada. Como se contó acá la semana pasada, Abad siente que la interna le da la posibilidad de reafirmar su liderazgo en provincia y proyectarlo al escenario nacional si le gana una elección al presidente del partido y a una figura de aspiraciones presidenciales como Manes. Lousteau –y Emiliano Jacobiti- recogen el guante.
Otro movimiento interno lo protagonizo Carolina Piparo, la excandidata a gobernadora de Milei que rompió con La Libertad Avanza antes de que arranque el gobierno porque no le cumplieron una promesa para quedarse con la ANSES. Ahora ella y otra diputada decidieron volver a la escudería libertaria sin otro motivo aparente que una eficaz rosca comandada por Karina Milei. Full casta. También aquí hay impacto bonaerense, al menos potencial: la senadora Betina Riva y la diputada Jazmín Carrizo responden a Píparo. Ahora tiene cada una un bloque unipersonal en la Legislatura. ¿Se sumarán a La Libertad Avanza?
Un escenario inédito
Mientras, la sanción que seguramente recibirá la Boleta Única Papel en el Congreso (Diputados repondría la opción de tildar la lista completa, que el Senado había eliminado) abre la posibilidad de una novedad importante en la Provincia: votar en 2025 con ese sistema para los cargos nacionales (en este turno electoral diputados) y con la tradicional lista sábana para los provinciales, es decir legisladores, concejales y concejeros escolares. Eso obligaría a tener urnas, sistemas de conteo y control de votos y una logística electoral diferenciada, lo que ya generó advertencias de parte de la justicia electoral.
En los próximos días la oposición presionará para avanzar con la BUP también a nivel bonaerense. Hay un proyecto común de diputados de PRO, CC y la que esas fuerzas quieren usar como punto de partida para alcanzar un consenso amplio. Pero desde el peronismo le bajan el pulgar, por lo que la aprobación luce complicada: si siquiera en comisiones dan los números para avanzar. La negociación por el endeudamiento en el Presupuesto 2025, en la que Kicillof necesita dos tercios de ambas cámaras, abre alguna luz de esperanza para los opositores, pero se dará más cerca de fin de año. Tal vez, demasiado tarde para cambiar reglas electorales.
Por carril paralelo, comenzaron a bullir las especulaciones sobre el impacto práctico en la elección. El primer efecto será un corte “de echo” en el arrastre: los candidatos nacionales aparecen en boletas diferentes que los provinciales Por caso, si como todo indica el primer candidato a Diputado de La Libertad Avanza es José Luis Espert, su figura no traccionará a los candidatos locales de esa fuerza ¿Sirve entonces la BUP para la consolidación provincial que necesita el espacio libertario para que el peronismo? “Se piensa con dogmatismo ideológico y mirando solo a lo que pasa en Nación”, se persignó un operador bonaerense de esa fuerza.
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