Por Redacción Grupo La Verdad
A días de la inauguración oficial de este sitio histórico en las instalaciones del Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) N°129, el director de la institución Mauricio Madrea pasó por los estudios de LT20 y remarcó la importancia de que Junín cuente con un espacio con documentación clave sobre el espionaje realizado por la DIPBA, tanto en épocas de dictaduras como bajo gobiernos democráticos. A nivel local intendentes, políticos, artistas, escuelas, clubes de barrio y medios de comunicación fueron objeto de esta práctica de inteligencia. «No somos conscientes de lo que implica la existencia de este Archivo en Junín», afirmó.
El pasado miércoles 26 de marzo se llevó a cabo el acto oficial de inauguración del Espacio del Archivo de la Memoria Junín en las instalaciones del ISFD N°129, luego de varios años de gestión que la comunidad educativa del lugar llevó adelante junto con el Frente por la Memoria Colectiva y tras la firma del convenio correspondiente con Dirección de la Comisión Provincial por la Memoria. Se trata de uno de los espacios más grandes de América Latina en materia de espionaje y cuyo contenido fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Este nuevo lugar de suma importancia histórica en materia de Derechos Humanos contiene documentación y gran cantidad de legajos sobre el espionaje realizado por la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), desde su puesta en funcionamiento luego del derrocamiento del primer gobierno peronista en 1955 hasta su disolución en 1998. En estos más de 40 años de actividad esta Central de Inteligencia se constituyó en un actor fundamental para la ejecución del terrorismo de Estado, por medio del relevamiento de información sobre personas e instituciones para luego proceder al secuestro, tortura y desaparición.
Además, este Archivo de la Memoria brinda información “sensible” y de alto valor histórico sobre el funcionamiento de esta práctica de espionaje e inteligencia en Junín, con la delegación de la DIPBA que funcionaba donde hoy actualmente se encuentra la Comisaría 1° (Quintana 421), con agentes y civiles que se infiltraron en instituciones con el fin de espiar y recabar información. A nivel político, los intendentes Carlos Robbio y Abel Miguel fueron algunos de los objetos de este espionaje, como también el Grupo La Verdad y distintos medios más, e instituciones de la sociedad civil como escuelas, ONG, centros culturales, clubes de barrio, sociedades de fomento, etc.
En una extensa entrevista en el piso de LT20 Radio Junín, Mauricio Madrea, director del ISFD N°129, apeló a su vocación pedagógica y explicó en primer lugar qué fue la DIPBA y cuál fue su propósito: “Fue una central de inteligencia que funcionó en la provincia de Buenos Aires desde el año 1956 hasta 1998, es decir, durante 42 años de historia argentina y casi toda la mitad del Siglo XX”, y ahondó: “Se construyó con la finalidad de comenzar con el espionaje político luego de lo que fue la caída del peronismo, precisamente para espiar los movimientos de la resistencia peronista”.
“En todos estos años de funcionamiento de la DIPBA se instaló un sistema de control, persecución y relevamiento de información secreta que atravesó tanto dictaduras como gobiernos democráticos”, manifestó Madrea y amplió: “Esta Central de Inteligencia tuvo un papel preponderante durante la última dictadura cívico-militar y contó con una delegación en Junín, en las instalaciones donde hoy está la DDI (Departamental de Investigaciones) en calle Quintana 421”.
Seguidamente, el docente hizo alusión al funcionamiento de la delegación Junín de esta Central de Inteligencia bonaerense y detalló que “se realizaban mayormente tareas descentralizadas a través de agentes secretos y civiles que se infiltraban en reuniones de espacios partidarios e institucionales”. En continuidad, remarcó que “no se trató de un espionaje meramente político, sino que abarcó a toda la sociedad en general, ya sea medios de comunicación, escuelas públicas, cooperadoras, clubes de barrio y organizaciones culturales”.
“También se espió a referentes de Derechos Humanos, políticos, personalidades de la cultura e incluso existen legajos sobre espionaje realizado a intendentes de Junín como Carlos Robbio y Abel Miguel, entre otros”, declaró el director y ahondó: “Hacer pública toda esta documentación para nosotros tiene un sentido reparatorio y social”. En este marco, también indicó que “en la mayoría de los casos los legajos no tienen firmas para no delatar al espía, pero sí en varios casos hay firmas de jefes policiales de aquella época que relevaban el espionaje”.
En cuanto al contenido de los documentos que se encuentran en el Archivo de la Memoria ubicado en el ISPD N°129, Madrea dijo que “hay una gran cantidad de legajos con información clave para el proceso de secuestro, tortura y desaparición de personas durante la última dictadura cívico-militar, los cuales contienen datos como nombres, direcciones y acontecimientos”. Posteriormente, señaló que “los mismos tenían el objetivo de construir un sentido político del personaje o institución en cuestión, a los que se clasificaba en neutros, peronistas, socialdemócratas, radicales, etc”.
En otro tramo de la entrevista, Mauricio Madrea hizo hincapié en el funcionamiento de la DIPBA bajo gobiernos democráticos y al dilema ético y moral que eso conlleva: “De 1983 a 1998 pasaron 15 años ininterrumpidos de democracia y eso implica pensar cómo los procesos democráticos afectan a menudo dimensiones del republicanismo, para la cual una de las características claves es la publicidad de los actos del gobierno”. En línea con esto último, contó que “en este caso existía un aparato estatal de la provincia de Buenos Aires dedicado a relevar información y hacer tareas de espionaje, muchas veces utilizado para la extorsión política”.
Asimismo, el entrevistado puntualizó sobre otro de los objetos de espionaje de la DIPBA como fueron los medios de comunicación en nuestra ciudad: “Los medios de Junín también fueron objetos de espionaje como pasó con el canal de noticias, dos diarios y una radio, e incluso el propio Grupo La Verdad, y nosotros los convocamos por estas tareas de espionaje porque hay una afectación sensible a los derechos de intimidad, privacidad y la disposición de datos privados”.
En otro orden, el profesor brindó mayor información sobre el funcionamiento de este Archivo de la Memoria y la metodología para poder acceder a los documentos por parte de la comunidad: “En el caso en que se solicite una consulta para acceder a los archivos, nosotros arreglamos un día y horario, y relevamos por medio de los formularios que nos solicita la Comisión Provincial por la Memoria para hacer públicos los documentos en cuestión”.
A modo de conclusión, el director del ISFD N°129 consideró que “nosotros mismos no somos conscientes de lo que implica la existencia de este Archivo en Junín, la gente misma nos pregunta a cada rato sobre si fue verdad que hubo espionaje o no y efectivamente fue así”. Luego, recalcó que “este lugar fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los archivos más grandes de América Latina en tema de espionaje político y como instituto nos llena de orgullo esta firma de convenio para acceder a todo este acervo histórico”.
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