Según datos oficiales de la Encuesta Nacional de Lactancia Materna (Enalac) de 2022, elaborada por el Ministerio de Salud de la Nación, la prevalencia de lactancia materna exclusiva a los 6 meses de vida alcanza al 45%, un 50% más que en 2011, cuando la cifra ascendía al 30%.
Aunque el valor actual se puede y se debe mejorar, ese incremento significativo que se dio en la última década refleja cuánto se ha avanzado en la materia. Además, la tasa de lactancia materna exclusiva a los 6 meses en América Latina y el Caribe, a partir de cifras de Unicef de 2021, alcanza el 37%, lo que pone a Argentina en un lugar destacado en la región.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) establece que la lactancia es la “forma óptima de alimentar a los bebés, ofreciéndoles los nutrientes que necesitan en el equilibrio adecuado, así como brindando protección contra las enfermedades”.
En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud y muchas instituciones de referencia acentúan que ‘la alimentación exclusiva con leche humana durante los primeros seis meses de vida y la continuación de la lactancia natural hasta que el niño/a tenga dos años o más es un método inmejorable para combatir todas las formas de malnutrición infantil’.
La recomendación es, siempre que sea posible, lactancia exclusiva hasta los 6 meses y, luego, ir incorporando alimentos saludables, sosteniendo la lactancia en forma complementaria. Existe consenso sobre la importancia de la nutrición en la ventana de oportunidad que representan los primeros 1000 días de vida, que van desde la gestación hasta los primeros dos años, y su impacto para el desarrollo de la salud futura y la posibilidad de alcanzar el máximo potencial.
“En ese contexto, es auspicioso que las tasas de lactancia materna exclusiva a los seis meses de vida hayan crecido. Sin embargo, tenemos que trabajar en forma multidisciplinaria para que se cumpla todo un abanico de medidas que contribuyan a que esa cifra siga creciendo en forma sostenida y significativa para lograr un impacto transformador en la salud de las próximas generaciones”, sostuvo Fernando Burgos, médico pediatra, jefe del área Ambulatoria de pediatría del hospital Austral, miembro de la sociedad argentina de pediatría y miembro del Departamento Científico del Fundación Vacunar.
Si bien la Ley N° 26.873 de Promoción y Concientización Pública de la Lactancia Materna promueve -entre otros considerandos- la creación de centros de lactancia y bancos de leche materna, y en el ámbito laboral propicia la creación de espacios Amigos de la Lactancia, estas medidas no se cumplen, o solo se cumplen muy parcialmente.
Por otro lado, la Dirección de Salud Perinatal y Niñez, a través del “Plan 1.000 días”, recomienda la “instalación de un Espacio Amigo de la Lactancia (EAL) permanente en todo ámbito de trabajo donde se desempeñen 20 o más personas con capacidad de gestar o en edad fértil”.
Madres y trabajo
Otras normativas que contemplan los derechos de las madres de lactantes trabajadoras son la ley de contrato de trabajo (Art. 179) y la ley conocida como ley de 1000 días (N° 27.611).
La licencia por maternidad nacional implica 45 días de licencia postparto; formalmente, los 3 meses se componen de 45 días antes de dar a luz y 45 después o, a lo sumo 30 y 60. Es preocupante el escaso tiempo que eso implica para la mamá con el bebé y su impacto en el sostenimiento de la lactancia exclusiva.
“Muchas veces, los aspectos logísticos son los verdaderos enemigos del sostenimiento de la lactancia. Con frecuencia, mantener la lactancia exclusiva se dificulta cuando la mamá debe regresar a su trabajo, las barreras son muchas y el entorno no ayuda. Deberían existir más centros de lactancia y bancos de leche materna; más lugares de trabajo tendrían que cumplir con los beneficios y derechos que tiene la mamá que amamanta, como los lactarios, la flexibilidad de horarios y traslados”, subrayó Burgos.
En la última Enalac, las madres refirieron que el abandono de la lactancia se da porque ‘tuvieron que salir a trabajar’, ‘era muy difícil amamantar y sostener las otras tareas’ o porque, ‘el niño se quedaba con hambre’, entre otras razones. Hoy es una realidad que la mayoría de las mujeres que maternan trabajan y muchas deben retornar al trabajo más temprano que tarde, sobre todo aquellas en el plano de la informalidad o que no trabajan en relación de dependencia. Además de pocos lactarios, son contadas las organizaciones privadas o públicas que cuentan con guarderías en los ámbitos laborales para niños de entre 45 días y 3 años.
“Siempre que se pueda, los pediatras recomendamos que las mamás pasen con sus hijos el mayor tiempo posible, por supuesto distribuyendo tareas equilibradamente con su pareja, y que la transición en el retorno al trabajo procure no atentar contra la lactancia. En ese sentido, la legislación vigente es clara y debe ser cumplida en términos del respeto de las licencias por maternidad y paternidad, así como el control y la exigencia de que los establecimientos acondicionen espacios amigos de la lactancia, porque son los obstáculos que las mamás nos refieren en el consultorio”, sostuvo el especialista.
La estrategia para promover que siga creciendo la lactancia materna no es generar nueva legislación que pase por encima de la legislación actual, sino hacer cumplir la que está vigente. En los lugares de trabajo, la normativa rara vez se cumple y puede ser muy incómodo para las mujeres solicitar su cumplimiento, más aún cuando se viene de una ausencia prolongada, a pesar de que la legislación la respalde por completo. Cuando sea posible, es de gran ayuda que el resto de la familia (hermanos mayores, tíos, abuelos) colabore turnándose para alimentar al niño o niña con leche materna en mamadera que haya sido adecuadamente extraída y conservada. (DIB)