POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
Tanto desde sectores alejados del sector agropecuario, como desde algunos lugares de la política, se observan cómo hay quienes se frotan las manos con los primeros cálculos de cosecha 2024-2025. Cuidado, porque la realidad puede que sea diametralmente opuesta.
En este sentido, el último informe de Fundación Mediterránea indica que manteniéndose todo lo demás constante (costos e impuestos que se pagan en cada zona), los márgenes netos del productor (después de impuestos) dan una caída del 30% en zona núcleo y del 77% en zona extra pampeana para los últimos 4 meses del año respecto de los números que se manejaban hasta agosto pasado.
En el primer caso se llega a una merma de U$D 111/Ha, que deja los márgenes de fin de año prácticamente al mismo nivel que los registros de la zona durante la sequía de 2023. En la zona extra pampeana se redondea un recorte de U$D 79/Ha, y la cuenta queda al borde de la zona roja.
Por cierto, la carga tributaria total (renta que el hombre de campo genera pero no puede aprovechar a causa de las obligaciones impositivas que debe afrontar y/o las distorsiones que estas generan sobre la actividad) se ubica en el 62% en zona Núcleo y en el 77% en zona extra pampeana.
Cuanto menor es el excedente del productor antes de impuestos, mayor es la carga tributaria que debe. Es que así son los Derechos de Exportación (DEX) o Retenciones. En efecto, el análisis por gravamen arroja que la mayor parte de la carga tributaria la explican los Derechos de Exportación (incluyendo las transferencias indirectas a consumidores locales inducidas por esos DEX), seguidos del impuesto a las ganancias y en menor medida por el pago de otros tributos.
La carga de los DEX para el productor es la misma cuando exporta y cuando vende localmente, pues el impuesto disminuye el precio interno de los granos (respecto del internacional) en una magnitud proporcional a la alícuota con que grava la exportación. La diferencia es que cuando se exporta el productor transfiere recursos al fisco (vía mayor recaudación), y cuando se vende al mercado interno las transferencias van para los consumidores locales de los granos (vía menores precios de materias primas).
Tal como se explicó en esta misma columna el domingo pasado, el Estado, -el socio que ningún productor eligió-, se queda en promedio a nivel país con el 61% de una renta que de por sí es acotada. Y lo hace sin importarle si los ingresos del contribuyente rural son buenos o negativos; siempre reclama lo que considera es su parte de la torta, y se lo lleva de prepo, por la fuerza.
Es por esta exageración del Estado que hoy día aquel productor que tiene trigo o cebada, pero también aquel que recién sembró maíz o el que espera para sembrar soja mira el cielo clamando lluvias.
Cierto es que la campaña de gruesa está lanzada, pero también cierto es que carece de estímulos. La referencia es a la ausencia de una hoja de ruta que convenza al empresario agropecuario de que la abusiva presión tributaria está en camino de ser erradicada, aunque más no sea de manera progresiva. Así las cosas, y entre una y otra cuestión el campo no vive un escenario definidamente positivo.
“Ya comienza el mes de octubre y si las lluvias no repuntan, la situación será muy grave en todo el país. La perspectiva de largo plazo no es alentadora, ya que con el evento La Niña a punto de comenzar, los pronósticos de lluvia son negativos para el verano y parte de la primavera”, advirtió el miércoles Leonardo De Benedictis en un reporte para Meteored.
Dada la realidad, nada peor que tomar las primeras estimaciones teóricas como una verdad revelada y empezar a gastar a cuenta. Esto es especialmente cierto en el caso del Poder Ejecutivo, que deberá tener cuidado con los cantos de sirena, en especial cuando está tratando de llevar adelante un escenario que de por sí es muy apretado en términos de disponibilidad de dineros provenientes de las Retenciones.
El Excel indican que Argentina estaría ante una cosecha valuada en 33.000 a 35.500 millones de dólares y que el sector agro podría aportarle a la economía nacional muchos ingresos adicionales respecto de la temporada previa. Pero cómo he explicado, hoy por hoy no existe ninguna seguridad de obtener este plus a la luz de las limitaciones económicas y climáticas.
Dato: Según CRS.SAS (Centro Regional del Clima para el Sur de América del Sur), el Partido de Junín, al día 20 de septiembre, tiene una anomalía negativa de precipitaciones de 50 mm de lluvias.
Hay un dicho campero que dice algo así como “hasta tanto no estén en el silo, mejor no contar los granos”. Una frase muy adecuada para el momento.
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