Un nuevo informe de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) en la revista Circulation revisa de forma exhaustiva los estudios existentes sobre el consumo de alcohol y su impacto en la salud cardiovascular, y concluye que los riesgos superan a los posibles beneficios.
Mientras el consumo excesivo y el binge drinking (exceso de alcohol) se asocian de manera clara con un mayor riesgo de infarto, ACV, fibrilación auricular y otras enfermedades cardíacas, los efectos supuestamente protectores del consumo leve o moderado son cada vez más inciertos, y no hay evidencia suficiente para recomendar el alcohol como parte de un estilo de vida saludable.
Aunque durante décadas se especuló con un posible efecto protector del consumo leve de alcohol -entre una y dos copas al día-, los datos actuales plantean un panorama más matizado.
En ese sentido, según la AHA, beber una o dos copas por día podría tener una relación neutra o incluso levemente beneficiosa en algunos casos, pero los estudios que apoyan esa posibilidad presentan limitaciones importantes: son observacionales, no controlados, y por lo tanto susceptibles a múltiples sesgos. En cambio, cuando se analiza el consumo promedio de tres o más copas diarias, el vínculo con mayor riesgo cardiovascular es claro y consistente.
“La asociación entre el consumo de alcohol y las enfermedades cardiovasculares es compleja y controvertida. Décadas de investigación han dado lugar a recomendaciones inconsistentes y mensajes contradictorios”, señala el documento.
La Organización Mundial de la Salud, por su parte, ya había advertido que “ningún nivel de consumo de alcohol es seguro para la salud”. Según la AHA, los beneficios atribuidos a niveles bajos de ingesta podrían explicarse por sesgos metodológicos o diferencias no controladas en las poblaciones analizadas.
La AHA concluyó que los profesionales de la salud deben promover hábitos preventivos basados en evidencia sólida: actividad física, alimentación equilibrada, control del peso y abstinencia de tabaco. Frente al alcohol, la advertencia es clara: no hay certeza de que una o dos copas al día representen un beneficio real para el corazón. (DIB)