Por Claudia Birello
Para Grupo La Verdad
Si bien por entonces La Verdad aún no existía, a partir de 1917 –año de sus inicios como periódico- la historia y documentación se fue publicando.
Como ocurría en enero de 1925, reflejando documentos que hoy adquieren cuanto menos curioso interés. Fue el día que a la Laguna Mar Chiquita, propusieron llamarla Mar Sarmiento.
Días pasados tuvimos el placer de recibir la gratísima visita del apreciado vecino D. Emilio Muñiz, hijo del sabio naturalista y distinguido médico argentino, coronel Dr. D. Francisco Javier Muñiz, el que tuvo la gentileza de traernos un ejemplar del diario “El Oeste de la Provincia”, del año 1884, en el que aparece una interesante acta labrada en la estancia de los señores Muñiz, junto a la Mar Chiquita, por D. Domingo F. Sarmiento y otros caballeros conocidos.
Transcribimos dicha acta, más un suelto que publica el mencionado diario, titulado “Sarmiento en Junín”.
Agradecemos la atención que ha tenido para con nuestro diario, D. Emilio Muñiz, y por nuestra parte le deseamos que siga conservándose sano y fuerte a pesar de sus 87 años.
Correspondencia- El general Sarmiento en Junín
Junín. 25 de septiembre de 1884
Dr. Director del Oeste de la Provincia
Cumpliendo lo prometido en mi anterior correspondencia, le transcribo la interesante y original acta labrada por el Señor General Sarmiento con motivo de la exploración realizada en Mar Chiquita.
Creo que el documento mencionado es por demás extenso, por lo que dejo para la próxima algunas novedades.
El baile dado en obsequio del General, fue muy concurrido y animado.
La escritura dice así:
En campo hasta hoy perteneciente a los S.S. D. Emilio y D. José Muñiz, Partido de Junín, el día 21 del mes de Septiembre del año del Señor de 1884, reunidos a orillas del depósito de aguas, llamado vulgarmente la Mar Chiquita, los presentes, a saber, el General de División D. Domingo F. Sarmiento, sub teniente de la Armada Nacional, D. Federico A. Bacaro, D. Emilio Muñiz, ex –Juez de Paz de Junín, en representación de Don Juan Vázquez Diez, actual Juez de Paz, D. Alberto Aubone, actuando como secretario para dar forma al acto, a falta de escribano legalizado, D. Roque Vázquez, anciano vecino de estas localidades, largos años cautivo de los indios que asolaban estos lugares, Don José M. Muñiz, ingeniero geógrafo, el Dr. Don Juan Vicente Vadíllo de la Universidad de Chile, por su profesión y su representación de Don Juan Clarck, empresario del ferrocarril Buenos Aires Al Pacífico, que atraviesa esta jurisdicción, S.S. Don Parmenio Piñero y Don Samuel y Don Florencio Taballo, vecinos colindantes, por sí y por Don Augusto Carrie y varios otros vecinos, transeúntes y jóvenes venidos de la Capital declararon:
Que estando esta extensión de aguas permanentes, recargada de sales medicinales como la soda, la potasa, y que por ensayos hechos por el químico municipal, Dr. Arata, y a juicio de entendidos que han visitado las aguas minerales de otros países, se presume sean en extremo saludables.
Y además, conteniendo este lago y los de Gómez, según declaración de los vecinos, mucho pescado natural y habiendo el General Sarmiento hecho traer un guía para explorar su profundidad, y una red para tender en sus aguas, declararon que era conveniente, aplicar al uso y recreo del hombre, la superficie y profundidad de dichas aguas y la cadena de lagos tributarios que une entre sí el Salado y atraviesa ya el ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico, por un puente.
Por estas razones resolvieron, declarar como declararon, puerto de embarcación, el punto de la costa frente a la estancia principal de los S.S. Muñiz, llamada como el lago Mar Chiquita donde crecen actualmente seis sauces, alrededor de una fuente de aguas dulces, y llamarle Puerto Muñiz, en honor al benemérito Coronel y sabio naturalista Dr. Don Francisco J. Muñiz, que sirvió con distinción durante cuarenta y cinco años como cirujano mayor e los ejércitos nacionales, habiendo sido herido en el desempeño de sus funciones de cirujano en el campo de batalla de Cepeda y otra siendo voluntario en el sitio de Buenos Aires por los ingleses en 1807.
Resolvieron, además, por común acuerdo, llamar a la Mar Chiquita, “Mar sarmiento”, en reconocimiento de los pasos que ha dado el General, para hacer utilizables las ventajas naturales de dicho lago.
Hechas estas declaraciones, se acercaron al borde del agua, el sub teniente Bacaro y los marineros y timoneles Felipe Rodríguez, Fermín Delgado y Juan Zuloaga, destacados por el Comodoro Don Bartolomé E. Cordero para este servicio, y siendo nueva en estas aguas la embarcación que conducían, se procedió a bautizarla, siendo padrino el Ingeniero Don José M. Muñiz y madrina designada, Doña Josefa C. de Zaballa, representada por su esposo, Don Florencio, quien rompió una botella de Champagne sobre su proa y fue proclamado “El Cisne” por todos los concurrentes, mandando el sub teniente Bacaro izar a su popa el pabellón nacional, por autoridad Comodoro Cordero, de quien trae encargo de sondear la profundidad de las aguas de este lago en el centro y hacia las costas, y haciéndose aguas adentro, hizo remar a los marineros, recorriendo sin embargo una cierta extensión y demostrando que era navegable para embarcaciones menores.
Le sucedieron varios otros de los circunstantes, reconociendo el lago a mayores distancias, con gran satisfacción de los que quedaban en la costa.
Enseguida, Bautista Canaveri, vecino del lugar, echó su red en el lago, la cual trajo a la orilla pequeños peces que los conocedores declararon pertenecer a tres especies; mojarritas, bagres y pejerreyes, que alcanzan grandes dimensiones y abundan según declaración de los vecinos, con lo cual se dio por terminado el acto, pronunciando el padrino, la alocución que se verá adjunta.
Concluido lo cual, se levantó, aprobó y leyó este acta, conviniendo oficiar al señor Gobernador de la Provincia, doctor Don Carlos D´Amico comunicándole lo obrado, y al Sr. Juez de Paz del Partido, incluyéndole el acta original, para que comunicada la Municipalidad, sea archivada para constancia y tomándola como “petición del vecindario”, tome bajo su protección dichos lagos y nombre para el puerto Muñiz, Teniente Alcalde, con jurisdicción en ellos, para que ejerza la jurisdicción en las costas del Mar Sarmiento y ponga la pesca bajo jurisdicción de las autoridades, pues que bien administrada , procurará ventas municipales y asegurará la introducción con éxito, de nuevas variedades de peces, como se está haciendo en todos los lagos y ríos del mundo civilizado.
Así mismo, pedimos , y a ello se asociaron los vecinos de Junín, cuyas firmas se agregarán a éste acta que por ordenanza municipal u orden del señor Juez, haga prohibición absoluta de cazar con armas de fuego, en un radio de diez cuadras, que será el ejido lacustre de aves, ni al vuelo dentro de los lagos hoy llamados Mar Chiquita y de Gómez, a fin de que continúen siendo, como lo son hoy, el último asilo, hacia el Oeste del país habitado, de las aves acuáticas que por millones embellecen estos lagos y le dan animación con su presencia, y que huirán al desierto inmediatamente, privando a la generación presente y a las futuras, de su agradable presencia, si se las amedrenta con el estrépito de las armas, como viene sucediendo de cuatro siglos a esta parte, desde que hombres civilizados tomaron posesión del país, y vienen desde las orillas del Plata ahuyentando hacia el interior cisnes de cuello negro, flamencos, garzas, bazos, ánades y variedad infinita de patos que frecuentaban aquellas aguas, y los pueblos que habitaban sus plazas no conocen ya si no vienen a estos lugares, su último asilo, a verlas.
Para terminar la jornada y animada del placer que causa la lluvia después de largas secas, la comitiva se dirigió a casa de los Sres. Muñiz, donde los esperaba la tradicional ternera con cuero que solemniza las fiestas campestres, como el cordero pascual de institución divina entre los hebreos y haciendo votos por la empresa de embellecer estos lagos y hacerlo lugar de recreo y de baños como Saratoga, Canquenes, Baden Baden, que reúnen al mundo culto en sus alrededores, volvieron a declarar tener por Mar Sarmiento, el lago llamado hiperbólicamente Mar Chiquita; Puerto Muñiz al lugar para ello designado, comprometiéndose a prohibir que en la parte ribereña de sus propiedades y en las aguas confinantes, den caza a las aves acuáticas con armas detonantes, ni se infrinjan las ordenanzas que para reglar la pesca se dieran, constituyéndose en guarda costas oficiosos.
José María Muñiz, Alberto Aubone, Domingo Faustino Sarmiento, Emilio J. Muñiz, Federico A. Bacaro, Juan V. Vadilla, Roque Vázquez, Pasmenio Piñero, Ignacio Sarmiento, Pedro Lloveras, Bautista Canaveri, Samuel Zaballa, F. Zaballa, Arturo de León, Bernardo F. Suárez.
MAR SARMIENTO
Ayer por el último tren pasó para Buenos Aires de regreso de Junín el Gral. El Gral. Sarmiento y los señores que lo acompañaron en su excursión entre los que contaban el Agrimensor Don José M. Muñiz y el Subteniente Bacaro.
Por los datos que nos ha sido posible recoger, el señor Sarmiento está definitivamente resuelto a establecer en la costa de la laguna conocida hasta hoy como Mar Chiquita, un gran establecimiento balneario, como ya tuvimos ocasión de hacerlo saber a nuestros lectores.
El Sr. Muñiz se ha negado a vender su establecimiento al anciano Gral., pues queriendo contribuir por su parte a la realización de tan laudable pensamiento, ha cedido gratuitamente al promotor de la idea, una extensión bastante de su campo, no sólo para construir una casa de baños, sino muchas casas, parques, etc.
El señor Sarmiento y sus acompañantes han pasado en la costa de esa laguna, muy agradables ratos, viendo surgir en su imaginación los baños del porvenir.
La laguna fue bautizada con el nombre de Mar Sarmiento, y el ex presidente con la galantería de los campeones, bautizó el punto elegido para establecer los baños, con el nombre de Puerto Muñiz, en obsequio a su actual propietario y recuerdo de su Sr. padre, soldado de nuestra gloriosa independencia.
El señor Sarmiento, sobre quien parece, no pasan los años, regresa a Buenos Aires con la ingenua alegría del niño que se halla poseedor del más preciado juguete y va dispuesto para hacer todos los aprestos necesarios a su objeto y con el fin de que el próximo verano sean inaugurados los baños.
Hemos oído de sus propios labios la decisión de trasladarse a la costa de Mar Sarmiento en el mes de noviembre próximo y al hacerlo sonreía con la expresión de la más franca satisfacción.
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