Isabella Oteiza, la patinadora juninense que conquistó las pistas nacionales en 2024, vivió un año de grandes logros. Tras ser patinadora federada, la joven atleta se sumergió en el apasionante mundo de la competencia nacional, demostrando su talento y pasión por el patinaje. Su participación en el campeonato nacional fue un hito en su carrera deportiva.
Isabella comenzó a patinar a los 5 años, comunicándole a su mamá su deseo de deslizarse subirse a unos patines. Fue así como, de manera casi casual, inició su amor por este deporte. Los primeros pasos los dio en la calle, cerca de su casa, hasta que la prima de su madre, profesora de patinaje, quién comenzó a enseñarle los primeros trucos. Desde entonces, Isabella encontró en el patinaje su verdadera pasión.
La decisión de dedicarse al patinaje fue una elección personal y consciente para ella. Al elegir este deporte, encontró no solo una actividad física, sino también una pasión que la motiva a entrenar día a día. La sensación de libertad que experimenta mientras patina la llena de energía y la impulsa a superar cualquier obstáculo que se presente en su camino, “lo que más me gusta del deporte es que me entretengo, que me siento libre, es lo que más me gusta y es lo que yo elegí”.
Isabella describe su experiencia como federada como un viaje lleno de desafíos y satisfacciones. El año pasado fue un periodo de adaptación, pero gracias a su perseverancia y dedicación, logró superar todas las dificultades. La exigencia de los entrenamientos la ha llevado a descubrir límites que no creía tener, y cada logro la motiva a seguir adelante. Ser federada es, para ella, un símbolo de su crecimiento como atleta y una fuente de gran orgullo “mi gran logro deportivo fue pasar al Nacional y al federativo”.
Las competencias de este año fueron una verdadera revelación para Isabella. Al enfrentarse a patinadores de mayor nivel, pudo evaluar su propio progreso y darse cuenta de todo lo que aún puede mejorar. La diferencia entre estas competencias y las regionales es abismal. Mientras que en las competencias a las que estaba acostumbradas tenían un enfoque más recreativo, en los eventos de este año pudo experimentar una intensidad y una exigencia que la llevaron a otro nivel. Esta experiencia le permitió crecer como atleta y adquirir una perspectiva más amplia del mundo del patinaje.
Isabella y su familia han tenido que afrontar importantes gastos para que pueda competir a nivel nacional. Las inscripciones a las carreras, los viajes, la estadía y la alimentación en las ciudades donde se realizan los eventos son costos significativos. El año pasado, por ejemplo, viajó a Mar del Plata y a San Juan para participar en las diferentes fechas del Nacional, estos viajes, que suelen extenderse por varios días, implican una inversión considerable tanto en el transporte como en el alojamiento. Además, las pistas donde se llevan a cabo las competencias, como el Polideportivo de Mar del Plata, suelen tener características muy diferentes a las que están acostumbradas, lo que requiere una adaptación y un entrenamiento más específico.
La falta de instalaciones adecuadas es un gran obstáculo para los patinadores de nuestra ciudad. A pesar de tener talento y dedicación, los chicos no cuentan con una pista de entrenamiento adecuada, lo que limita su desarrollo. Isabella fue testigo de esto al comparar las condiciones de entrenamiento con las de otros deportistas, como los de Mar del Plata. A pesar de estas dificultades, los representantes de nuestra ciudad lograron obtener excelentes resultados gracias a su talento y dedicación.
El apoyo de los sponsors fue fundamental para que Isabella pueda participar en las competencias nacionales. Gracias a su colaboración, pudo cubrir parte de los gastos de inscripción, viajes y estadía, “nos dieron una mano enorme el año pasado y este año estamos haciendo lo mismo buscando gente que quiera colaborar. Voy a estar compitiendo en tres torneos a la vez y es mucho gasto”. Este año, con la incorporación de dos nuevas fechas al calendario, el apoyo económico se ha vuelto aún más crucial. Además de las competencias nacionales, Isabella también participa en torneos locales y regionales, que le permiten mantenerse activa y ganar experiencia.
El salto de Isabella del nivel regional al nacional fue un cambio radical. Como ella misma esperaba, la experiencia le sirvió para darse cuenta de las diferencias entre ambas competencias. Ahora, con la pretemporada ya iniciada, se enfrenta a un entrenamiento riguroso de tres días en el autódromo y dos días más en doble turno. Sin duda, este es un gran desafío que la ayudará a crecer como atleta.
La participación en estas competencias implica un gran compromiso por parte de Isabella y su familia. Requiere sacrificios como faltar a clases y gestionar permisos con el colegio y los trabajos de sus padres. Sin embargo, la experiencia es muy gratificante y todos disfrutan mucho de participar y de formar parte de este mundo deportivo, a pesar del cansancio y la adrenalina, es algo que los llena de orgullo.