Un nuevo estudio, publicado este agosto en JAMA Network Open, ha revelado que el consumo moderado de alcohol, particularmente vino, no aumenta el riesgo de muerte o cáncer en adultos mayores sanos, pero sí lo hace en quienes padecen problemas de salud previos o enfrentan situaciones socioeconómicas desfavorables.
El estudio fue llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, Harvard y otras instituciones, basado en el análisis exhaustivo de datos del UK Biobank, una vasta base de datos de salud pública que abarca información de más de 135.000 personas mayores de 60 años en el Reino Unido.
La investigación aborda un tema polémico en el campo de la salud: el consumo de alcohol y sus posibles beneficios o riesgos. Durante años, se ha discutido si beber alcohol, especialmente vino, en cantidades moderadas podría ser beneficioso para la salud. Algunos estudios sugieren que un consumo moderado de vino podría proteger contra enfermedades cardíacas, diabetes e incluso el deterioro cognitivo, en particular en personas mayores. No obstante, también existe una fuerte evidencia que indica que cualquier cantidad de alcohol puede elevar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, mientras que el consumo excesivo es definitivamente perjudicial.
Los investigadores de este nuevo estudio buscaron comprender mejor el impacto del alcohol en los adultos mayores y si los efectos varían según su estado de salud y situación socioeconómica. Clasificaron a los participantes según su promedio diario de consumo de alcohol, en categorías que van desde el consumo ocasional hasta el de alto riesgo. Además, se consideró el tipo de alcohol consumido y si se ingería durante las comidas.
Uno de los hallazgos más relevantes es que los adultos mayores con problemas de salud preexistentes o en situaciones socioeconómicas complicadas experimentaron un mayor riesgo de muerte, especialmente por cáncer, incluso cuando el consumo de alcohol era considerado de bajo o moderado riesgo. Sin embargo, sorprendentemente, los adultos mayores sin estos factores de riesgo no mostraron un aumento significativo en el riesgo de muerte relacionado con el consumo moderado de alcohol.
La investigación también reveló que beber vino durante las comidas parece ser más seguro, ya que se asoció con un menor riesgo de muerte, particularmente en aquellos con problemas de salud o en situación socioeconómica desfavorable. Los resultados indicaron que consumir vino en las comidas podría reducir el riesgo de muerte por cualquier causa, especialmente por cáncer y enfermedades cardiovasculares, en comparación con otros patrones de consumo de alcohol.
Por ejemplo, las personas con problemas de salud que bebían vino solo durante las comidas vieron una reducción del 7% en su riesgo de muerte. Mientras tanto, aquellos en situaciones socioeconómicas vulnerables que solo consumían alcohol en las comidas experimentaron una disminución del 17% en su riesgo de muerte.
Los autores del estudio sugieren que beber vino durante las comidas podría ser más seguro por varias razones. En primer lugar, las personas que prefieren el vino tienden a llevar estilos de vida más saludables, lo que podría influir en los resultados. Además, consumir alcohol durante una comida podría ralentizar su absorción en el cuerpo, reduciendo así sus efectos nocivos. Finalmente, el vino contiene componentes no alcohólicos, como los polifenoles, que se asocian con beneficios para la salud, como la protección contra enfermedades cardíacas y el deterioro cognitivo.