La marcha de este año se realizará el miércoles 4 de junio a las 16 frente al Congreso Nacional, con réplicas en cientos de ciudades del país, para aunar reclamos con distintos sectores sociales.
Este 3 de junio se cumplen 10 años de la primera marcha bajo la consigna #NiUnaMenos, un grito que sacudió al país y se extendió a todo el mundo, poniendo en evidencia en las calles y en forma colectiva el hartazgo ante la violencia por motivos de género que sufren mujeres y diversidades en toda la sociedad occidental desde hace siglos.
La marcha de este año se realizará el miércoles 4 de junio a las 16 frente al Congreso Nacional, con réplicas en cientos de ciudades del país, para aunar reclamos con los jubilados, discapacitados, científicos y los trabajadores de distintos sectores que no toleran más la política de recorte y desfinanciamiento del Estado del Gobierno de Javier Milei.
En un spot que circula en redes sociales, el colectivo #NiUnamenos instó a “no retroceder” en los derechos y cambio cultural impulsado en los últimos años, y aseguró que “la redes de mujeres persisten” diez años después de aquella primera marea violeta.
“El 3 de junio de 2015 respondimos a un llamado urgente, nos encontramos en un grito colectivo, salimos a las calles para decir basta de femicidios (…) reclamamos, denunciamos, le pusimos nombre a la violencia y también al dolor”, expresa el spot.
“El 3 de junio señalamos que la violencia machista no es una cuestión de seguridad, es una cuestión pública. El lugar más inseguro puede ser nuestra propia casa”, apunta el video, y agrega: “Estuvimos, por vos, por mí, por las que fueron asesinadas, maltratadas, abusadas, por las que pidieron ayuda y nadie escuchó, por las que ni siquiera fueron noticia”.
Para cerrar, la convocatoria alerta: “Pasaron 10 años, el 3 de junio no es una efeméride, es una herida abierta. Hoy en Argentina asesinan a una mujer cada 26 horas. La desigualdad persiste, aunque algunos pretendan negarla. Acá estamos, acá estuvimos, acá estaremos”.
Primer grito: 3 de junio de 2015
La marcha del 3 de junio de 2015 tuvo dos episodios previos determinantes, más allá de la militancia feminista de décadas que empujó la organización de la movilización. El primer #3J estuvo marcado por dos hitos fundantes: el primero ocurrió en marzo de 2015, con una maratón de lectura en protesta de varios femicidios recientes, de la que participaron destacadas escritoras y periodistas. En esa convocatoria, Gabriela Cabezón Cámara leyó su poema “Basura”, hecho que tuvo resonancia y cosechó comentarios en redes.
El 10 de mayo de 2015, en la localidad santafesina de Rufino, Chiara Páez, de 14 años, fue asesinada por su novio, Manuel Mansilla, tras enterarse que la adolescente estaba embarazada. El caso generó gran conmoción ya que el cuerpo fue enterrado en la casa del joven, con ayuda de sus familiares.
Ante ese episodio, la periodista Marcela Ojeda, escribió un tuit preguntándose hasta cuando la sociedad iba a tolerar esos niveles de violencia machista. Ese mensaje sirvió de puntapié para colegas y mujeres que le fueron contestando con la misma indignación. Fue ahí, desde la virtualidad, que se gestó la protesta en territorio: entre periodistas y escritoras, muchas de las cuales habían estado en la maratón de lectura, organizaron la convocatoria a manifestarse bajo la consigna “Ni una menos, vivas nos queremos”.
A partir de ese día, cambió la forma de nombrar la violencia hacia las mujeres en medios de comunicación y en el seno de las familias, en las escuelas, en los grupos de amigas, es decir, a nivel macro y micro en la sociedad. Se valoró con más fuerza la figura de femicidio incorporada en el código penal en 2012, comenzaron a llevarse estadísticas sobre violencia por motivos de género y se delinearon políticas públicas para la prevención de casos y la asistencia a las víctimas. Más tarde llegaron los paros internacionales de mujeres, la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la creación de un Ministerio de las Mujeres y Diversidades.
La marcha se expandió al resto de América y a Europa y, sin duda, el grito #NiUnaMenos fue germen y respaldo del #MeToo en Estados Unidos, lanzado como denuncia al abuso en Hollywood y replicado como espejo de la desigualdad en todos los estratos de la sociedad.