Tras una exitosa incursión de cinco temporadas en el básquet italiano, el base juninense Álvaro “Lalo” Merlo se encuentra de regreso en su ciudad natal, disfrutando de unas merecidas vacaciones y preparándose para los nuevos desafíos que le depara el futuro.
Merlo, de 29 años, compartió detalles sobre su adaptación al básquet europeo, las diferencias y similitudes con el juego argentino, los momentos inolvidables de su trayectoria y su visión sobre el presente y futuro de su carrera y del básquet nacional.
«Ahora estoy disfrutando de unas vacaciones acá en Argentina, en mi casa, con mi familia, visitando amigos. Entrenando, obviamente, preparándome para la próxima pretemporada», comentó Lalo al inicio de la conversación, reflejando la tranquilidad del reencuentro con sus raíces. Su balance de estos años en Italia es más que positivo: «Yo hace ya cinco años, cinco temporadas que me fui de Argentina camino a Italia haciendo un cambio en mi carrera importante con desafíos diferentes e importantes para mí. Y donde estoy, estoy muy contento de cómo me está yendo allá en Italia». La prueba de su éxito son los tres campeonatos obtenidos en sus primeras tres temporadas, un logro notable que habla de su rápida adaptación y rendimiento.
La última temporada, si bien el equipo no logró los resultados esperados, fue un éxito individual para Merlo. «A nivel deportivo el equipo no le fue tan bien como se esperaba, que las expectativas eran altas, pero a nivel individual yo creo me siento muy conforme, creo que tuvo una muy buena temporada», afirmó. Actualmente, se encuentra a la expectativa de novedades para definir su próximo destino. «Ahora me encuentro a la expectativa de novedades para ver cómo sigue la próxima temporada, todavía estoy sin equipo. Así que nada, es cuestión de esperar y de empezar a tomar decisiones y analizar un poco todas las opciones».
La prioridad de Lalo es clara: «Hoy mi prioridad es volver a Europa porque estoy bien allá, porque me siento muy cómodo en el día a día». Sin embargo, no descarta la posibilidad de regresar al básquet argentino. «Nunca descarto jugar en la Ciudad de Buenos Aires. Hoy en día el básquet en Argentina se encuentra muy bien en todos los sentidos», sostuvo. Mantiene un contacto fluido con jugadores y entrenadores amigos, y su representante en Argentina, Martín Budding, le mantiene al tanto de las novedades locales. A pesar de reconocer el buen nivel del básquet argentino, su mente sigue en el Viejo Continente: «No lo descarto, pero mi cabeza hoy en día está en seguir en Europa».
La llegada de Lalo a Italia fue posible gracias a la gestión de Pablo Filippi, su representante en el país europeo, quien trabaja en conjunto con su representante argentino. La posesión del pasaporte fue clave para que se le abrieran las puertas en el básquet italiano. Sin embargo, los primeros meses fueron un verdadero desafío. «El proceso de adaptación fue duro, sobre todo los primeros meses porque yo no hablaba nada italiano, solo con el inglés un poco claramente me podía hacer entender, pero me faltaba un poco la fluidez con mis compañeros, con la gente, con los árbitros, con los entrenadores», recordó Lalo, haciendo hincapié en la barrera idiomática.
Afortunadamente, la situación mejoró con el tiempo. «Yo creo que poco a poco cuando fui agarrando un poco el idioma todo se fue haciendo más fácil», explicó. Un factor fundamental en su adaptación fue la presencia de un compañero juninense y amigo, Joaquín Gamazo, quien ya llevaba dos temporadas en Italia. «El primer año me tocó estar con un compañero argentino que incluso es juninense, que es Joaquín Gamazo y él hacía ya dos temporadas que estaba en Italia, entonces fue de gran ayuda para ayudarme un poco con el tema del idioma, de cómo manejarme y demás y hacerme un poco más fácil el día a día», valoró Merlo.
Más allá de las dificultades iniciales, Lalo se muestra profundamente agradecido con el básquet italiano y su gente. «Estoy muy agradecido al básquet italiano, a la gente porque me abrieron sus puertas, porque tiene una calidez humana, son muy parecidos a nosotros, tienen un gran afecto por Argentina, sienten una cercanía con el país y eso te lo hacen sentir, así que está buenísimo», destacó, resaltando la afinidad cultural y el cariño que los italianos demuestran hacia los argentinos.
Al analizar las características del juego, Lalo Merlo encuentra más similitudes que diferencias entre el básquet argentino y el italiano. «Creo que el básquet en Argentina y en Italia es muy similar, es un básquet muy dinámico», sostuvo. No obstante, identificó una diferencia fundamental en la especialización de roles. «La diferencia más grande por ahí es que en Italia están un poco más marcados los roles de cada jugador, los conceptos de cada una de las posiciones que juegan los jugadores y acá en Argentina eso es un poco más diferente en el sentido de que los jugadores hacen muchas cosas, no es que se especializan en algo, salvo algunos pocos», explicó. Esta mayor polivalencia en Argentina contrasta con la tendencia italiana a definir roles más específicos.
En cuanto a la preparación de los partidos y el nivel de los entrenadores, Lalo no dudó en elogiar el profesionalismo en Argentina. «En cuanto a los entrenadores de cómo se preparan los partidos y demás, creo que Argentina tiene tremendos entrenadores y los equipos se preparan muy bien. El profesionalismo en Argentina está muy bien, así que siento muchas similitudes con Argentina», afirmó, destacando la calidad de los cuerpos técnicos y la seriedad con la que se aborda la competición a nivel local.
A lo largo de sus cinco temporadas en Italia, Lalo Merlo vivió innumerables experiencias, pero una en particular se destaca por su emotividad y simbolismo. Fue en su segunda temporada, jugando para el club de la ciudad de Sala Consilina, en el sur de Italia, muy cerca de Nápoles, la ciudad de Diego Maradona. La situación se volvió aún más especial porque su madre lo visitaba en ese momento, lo que significaba que ella lo vería jugar después de varios años.
«Tengo un recuerdo muy patente en mi segunda temporada en Italia, en el club de la ciudad de Sala Consilina», comenzó Lalo, rememorando el episodio. «Justo mi mamá, me fue a visitar, la tenía de visita en casa por unas semanas y pudo venir a verme jugar de un partido después de varios años de no verme en una cancha como espectadora. Entonces, a mí eso me movilizaba mucho, estaba con muchas energías, muy emocionado», describió, evidenciando la carga emocional del momento.
Lo sorprendente ocurrió en medio de un partido crucial de la temporada, previo a los playoffs. «Esta ciudad, Sala Consilina, se encuentra en el sur de Italia y está muy cerca de Napoli, de Nápoles, donde Diego Maradona es un es un ídolo. Entonces, me acuerdo de que ese partido era un partido muy importante de la temporada, ya faltaba poco para terminar la temporada, era un partido importante antes de empezar los play-off», contextualizó. De repente, la hinchada de su equipo lo sorprendió con un gesto inolvidable. «De la nada por primera vez porque no había pasado antes, la hinchada del equipo me empieza a cantar, a corear una canción que le cantaban a Maradona en la época del Napoli cambiando el nombre de Diego por mi nombre. ¡No, tremendo!», relató con asombro. «Fue algo increíble porque justo estaba mi mamá ahí y ella emocionadísima. Así que es algo que me va a quedar para toda la vida marcado y el recuerdo». Este momento, cargado de emoción y reconocimiento, se convirtió en un tesoro personal para Lalo, una anécdota que encapsula la cercanía cultural entre argentinos e italianos y el impacto de su figura en el equipo.
A sus 29 años, Lalo Merlo se siente en la plenitud de su carrera. Reconoce que, si bien no es un jugador «grande» en términos de edad para el básquet, tampoco es “chico», y esta etapa le permitió madurar significativamente. «Me siento hoy en día en la plenitud de mi carrera. Si bien no soy grande para lo que es el básquet, tampoco todavía soy tan chico, tengo 29 años. Si miro para atrás me siento mucho más maduro», reflexionó.
Esta madurez se traduce en una mejor toma de decisiones dentro y fuera de la cancha. «Mucho más maduro en la toma de decisiones tanto dentro como fuera de la cancha, en los manejos de los tiempos, del equipo, en las situaciones de los partidos o en el momento del partido lo que se requiere», detalló. Como base, su rol implica no solo su propio juego, sino también la capacidad de potenciar a sus compañeros. «Soy base y también en la manera de cómo hacer entrar en partido y hacer jugar a mis compañeros. Así que siento una mejoría muy grande», afirmó, destacando su evolución en la dirección del juego.
Un factor clave en su crecimiento fue la experiencia de jugar en Italia como extranjero. «El hecho de haberme ido a Italia y tener que jugar como extranjero, yo creo que eso me potenció a la hora de sacar mi lado un poco más goleador o que por ahí en Argentina eso no lo estaba explotando tanto», explicó. La necesidad de marcar la diferencia y asumir un rol más protagónico en el ataque lo llevó a desarrollar facetas de su juego que quizás en Argentina no había explorado con tanta intensidad. «De tener que marcar una diferencia y eso para mi juego, yo creo que me ayudó mucho para para crecer», sostuvo.
A pesar de sentirse en un gran momento, Lalo es consciente de que siempre hay espacio para mejorar. «Obviamente todavía falta muchísimo para mejorar. Amo que los entrenadores me corrijan, que me ayuden, mejorar en la parte física, cuidarme lo más que pueda, tener hoy en día con la tecnología, información de los mejores del mundo para poder tratar de imitar lo más que se pueda», expresó, mostrando su mentalidad de constante aprendizaje y perfeccionamiento. «Esto es lo que amo y lo hago desde que soy consciente, desde que soy muy chiquito, así que no me no me veo haciendo otra cosa», concluyó, dejando en claro que el básquet es su verdadera pasión.
La última temporada, a pesar de los buenos resultados individuales, presentó desafíos importantes para el equipo. Lalo Merlo valoró profundamente esta experiencia por las enseñanzas que le dejó. «Yo creo que esta última temporada me dejó mucho porque uno cuando inicia una nueva temporada y cuando se arma el equipo, que se arma un buen equipo con nombres que la expectativa es alta y después por diferentes circunstancias no termina pasando de que el equipo le vaya bien», reflexionó, aludiendo a las altas expectativas que no se cumplieron a nivel colectivo.
Una situación inédita para él en Italia fue el cambio de entrenador a mitad de temporada. «Este año también me tocó por primera vez desde que estoy en Italia que corten al entrenador y lo cambien cuando a mí ese es el entrenador el que me había llamado para para ir con él a este mismo equipo», reveló. Además, hubo cambios en la plantilla, con la salida de dos compañeros. «Circunstancias que son parte de este trabajo, pero que a uno lo va fortaleciendo porque vos te tenés que adaptar, que estar fuerte psicológicamente y seguir tirando para adelante», destacó Lalo, enfatizando la necesidad de resiliencia en un entorno profesional tan exigente. «Cuando las cosas no salen mal y uno está lejos, uno se saca lo de adentro, lo de fuerzas y las ganas de seguir todos los días y de empujar al equipo. Sí, yo creo que esta temporada fue de muchas enseñanzas por todo esto que pasó», concluyó, reafirmando que las adversidades también forjan el carácter y la determinación.
Con una trayectoria tan consolidada y la experiencia de jugar en el exterior, Lalo Merlo es una inspiración para muchos jóvenes basquetbolistas de Junín. Cada vez que tiene la oportunidad de regresar a su ciudad, busca transmitir un mensaje clave a las nuevas generaciones. «Siempre que puedo y me invitan cuando estoy acá en Argentina a dar alguna charla, algún entrenamiento, en los clubes, sobre todo el Ciclista, que es de donde yo me crié prácticamente, pero en general en el básquet de Junín», afirmó Lalo, mostrando su compromiso con el desarrollo del deporte en su tierra natal.
El mensaje principal que busca inculcar es el de la diversión y el disfrute del juego. «Siempre me gusta transmitirle a los chicos el hecho de divertirse adentro de la cancha, que sobre todo en edades cuando son chicos, pero sobre todo hoy en día donde los jóvenes están tanto con la tecnología», comentó, haciendo una comparación con su propia infancia. «Yo me acuerdo cuando yo era chico, me la pasaba jugando en la en la cancha de atrás del club Ciclista o en las plazas con mis amigos y yo creo que un poco hoy se perdió eso», lamentó Lalo, refiriéndose a la menor cantidad de juego espontáneo en la calle.
Por eso, su consejo es simple pero poderoso: «Lo que me gusta es transmitirles el mensaje de que los chicos se diviertan y que estén lo más que puedan adentro de una cancha de básquet ya donde sea, pero que jueguen, se diviertan y lo vivan así, no lo vivan como una obligación del hecho de tener que ir a entrenar». Este enfoque en la pasión y la alegría del juego es fundamental para él, especialmente en una ciudad como Junín, que es un semillero de talentos en el básquet argentino. «Trato siempre de transmitir mensaje positivo sobre todo en una ciudad como Junín que es tan importante a nivel nacional en con el básquet y hay tantos representantes representando la ciudad en todo en toda Argentina y en todo el mundo», concluyó.
Finalmente, la pregunta que muchos juninenses se hacen: ¿Existe la posibilidad de ver a Lalo Merlo nuevamente vistiendo la camiseta de Ciclista, el club de sus amores? La respuesta de Lalo fue contundente y llena de emoción. «Obvio que existe la posibilidad, Ciclista es mi casa», afirmó sin dudar. El vínculo con el club es inquebrantable y lo piensa al final de cada temporada. «No hay una temporada que no termine y no piense en el hecho de volver al club. Me encantaría, me encantaría volver, me encantaría terminar mi carrera en Ciclista. Es mi casa, tengo a mi familia, todos mis amigos ahí adentro», confesó, revelando su deseo más profundo.
Si bien no hay una fecha definida, el sueño de un regreso a su club formador está latente. «Así que bueno, yo creo que tarde o temprano va a llegar ese momento. Vamos a ver cómo sigue todo, cómo están las circunstancias», expresó. Además, Lalo no ocultó su alegría por la reciente vuelta de Julián Pagura como entrenador del club. «Hoy estoy muy contento de la vuelta de Julián Pagura como entrenador del club, que aparte de ser un gran entrenador y una gran persona. Yo lo conozco mucho porque fue mi entrenador en inferiores y es el entrenador que sacó campeón a Ciclista. Así que yo creo que es una gran alegría para toda la gente del club y yo como hincha lo festejo», concluyó Lalo, evidenciando su compromiso no solo como jugador, sino también como hincha del club que lo vio crecer.
El futuro de Lalo Merlo en el básquet profesional es prometedor y lleno de posibilidades. Mientras tanto, Junín celebra su éxito en el extranjero y espera, con ansias, el día en que el talentoso jugador regrese para jugar en su propia cancha, la cancha de Ciclista, su hogar.