Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) incluyó un dato alarmante y reveló que el 15% de los asalariados del país sufre algún grado de inseguridad alimentaria. El estudio mostró que la falta de acceso a una dieta suficiente ya no se limita a los sectores más pobres o desempleados, sino que también alcanza a empleados registrados con bajos ingresos.
Es que, de acuerdo con el relevamiento, el empleo dejó de ser una garantía de acceso a la alimentación y entre los asalariados formales, el 7% no logra cubrir de manera estable sus necesidades básicas, mientras que entre los trabajadores sin aportes o con empleos inestables el porcentaje trepa al 25%.
El informe detalló que, a nivel general, la inseguridad alimentaria afecta al 21,3% de la población argentina y al 19,6% de las personas ocupadas. En la población asalariada, la incidencia alcanza el 15,2%, con diferencias marcadas entre los distintos segmentos del mercado laboral, por lo que la UCA advirtió que “tener trabajo ya no alcanza para garantizar una alimentación adecuada”, según sostiene el estudio.
En ese contexto, el nivel educativo también aparece como un factor clave, ya que entre quienes solo completaron la primaria o no terminaron el secundario, el 34% enfrenta inseguridad alimentaria, mientras que en los trabajadores con estudios secundarios completos el índice baja al 12,7% y entre quienes poseen formación universitaria —completa o incompleta— se reduce al 4,6%.
En tanto, el análisis de la UCA también evidenció grandes brechas por nivel socioeconómico, puesto que en los hogares pobres, la inseguridad alimentaria alcanza al 38,6%, mientras que en los hogares no pobres desciende al 6,9%. En ese sentido, las desigualdades son más marcadas en los estratos más bajos, donde el 21,5% de las personas con empleo tiene dificultades para acceder a una dieta suficiente.






