El maestro Oreste Lapadula y su banda han dejado una huella sonora imborrable al presentar una novedosa y emotiva versión instrumental del himno del club Sarmiento de Junín. Este creativo homenaje musical ha sido objeto de un merecido reconocimiento por parte de la institución.
El gestor de esta refrescante propuesta musical, Oreste Lapadula, revela que la idea surgió de manera casi fortuita durante una visita a su hijo en La Plata. «En realidad, esto fue medio accidental,estando en La Plata, en la casa de mi hijo que vivía allá», comenta. La celebración del cumpleaños de su hijo reunió a varios amigos juninenses, algunos de ellos antiguos alumnos de Lapadula.
Fue este grupo quien, con entusiasmo, lo impulsó a considerar una nueva grabación de la marcha institucional. «Me empezaron a picotear con el tema de hacer nuevamente una nueva grabación de la marcha», recuerda Oreste. Su respuesta inicial fue cautelosa, dada su especialización musical. «En un primer momento yo les dije que no, porque realmente vamos a aclarar ahí hay que armar una banda con vientos y todo ese tipo de cuestiones, yo no me siento capacitado porque no manejo ese tipo de instrumentos». No obstante, la insistencia de sus allegados y de su propio hijo lo convenció finalmente a explorar las posibilidades.
Vale recordar que el himno fue idea de Juan Behety y letra de Francisco Saborido, la marcha data de 1939, pero recién fue grabada en julio de 1952, en Capital Federal, por la orquesta de Tito Rivero.
Este nuevo proyecto comenzó a tomar forma concreta cuando sus impulsores le facilitaron un elemento hasta entonces desconocido para él: la partitura original de la marcha. «Me consiguieron la partitura, que yo nunca la había tenido, que está escrita para piano», revela Lapadula, subrayando la novedad de este material para él. Junto con la partitura, también dispuso de «una grabación de la tan conocida grabación que históricamente se ha pasado en el en el estadio».
Con estos elementos en mano, Oreste comenzó a esbozar su visión instrumental. «Más o menos miré un poco cómo era la cosa y pensé qué instrumentos se podían poner y ahí recurrí al que me podía ayudar en tal caso que era Ángel Faré», explica, introduciendo un nombre clave en el desarrollo de esta novedosa versión.
La colaboración con Ángel Faré resultó fundamental para concretar la visión de Oreste. «Él me dijo, ‘Bueno, vos se lo arreglas y lo acomodamos'», recuerda el músico, resaltando la disposición de Faré para trabajar en conjunto. Para Lapadula, era crucial «facilitar el trabajo» y, al mismo tiempo, «achicar los gastos» para los jóvenes impulsores del proyecto, quienes contaban con recursos limitados. «Acá en casa se puede grabar así dentro de todo con un buen sonido, pero sencillamente, por decirlo de alguna manera», explica sobre la decisión de realizar la grabación en un entorno hogareño.
El proceso de grabación fue un ensamble progresivo de talentos. «Yo puse el piano, con la guitarra de Miguel Salén y el bajo de Daniel Arias. Y después vino Faré un día y puso cuatro saxofones todos tocados por él», detalla Lapadula, ilustrando la primera etapa de la construcción sonora. La versatilidad de Faré añadió capas de riqueza a la instrumentación al sumar «dos clarinetes» interpretados por él mismo.
La paleta sonora se expandió aún más gracias a la red de contactos de Ángel Faré. «Ángel me trajo un trombonista que puso dos trombones, me trajo un que fue Pallero, este Víctor Pallero y me trajo un trompetista, Matías Amarilla, que puso dos trompetas», enumera Lapadula, destacando la generosidad de los músicos que se sumaron al proyecto.
El fruto del esfuerzo colectivo y la visión de Oreste Lapadula finalmente llegó a oídos de la institución. «Se las mandé a estos chicos y ellos hablaron con la comisión directiva del club y todo lo demás ya se sabe», relata el músico. La respuesta no se hizo esperar, culminando en un emotivo momento para todos los involucrados. «El sábado pasado se la escuchó en el estadio y tuvimos un reconocimiento para todos nosotros, algo muy lindo, muy grato.»
Para un hincha de Sarmiento de corazón, como se define Oreste, este reconocimiento tiene un valor incalculable. «Para uno que es hincha de Sarmiento de la cuna si se quiere. Es una satisfacción muy grande», concluye, dejando en claro que esta novedosa versión instrumental del himno no solo es un logro musical, sino también una expresión de profundo arraigo y pasión por los colores de su club.
Al abordar esta nueva versión, Oreste tuvo como prioridad honrar la esencia original del himno. «En realidad, yo lo que traté de mantener es el espíritu del himno, en el sentido claro de no modificar la esencia, porque hablemos claramente, es una marcha», explica, subrayando su respeto por el carácter marcial de la composición, lo que guio su elección de instrumentos de viento.
Sin embargo, Lapadula también contempla una sutil actualización en la letra, conectándola con la historia del profesionalismo del club. «A lo mejor en la letra ahora cuando la grabemos voy a cambiar algunos nombres porque esa marcha se empezó a usar a partir del profesionalismo de Sarmiento, o sea, en el año 52, la marcha es del año 51», detalla.
Esta revisión tiene como objetivo incorporar elementos de la letra original y rendir homenaje a figuras emblemáticas de la institución. «He buscado en internet y aparecen datos sobre la marcha e inclusive la letra original, que fue algo que los estos chicos me pidieron encarecidamente, habla del Indio de Bronce. Cosa que en la en la grabación que se conoce desde siempre esa expresión no está. Así que bueno, me pidieron puntualmente que se hable del Indio de Bronce, Yo por ahí le voy a cambiar algunos apellidos de ilustres jugadores que han pasado por la institución, gente que fueron inclusive de la fundación del club», anticipa Oreste.
Su intención es fusionar la tradición con la historia moderna del club. «A mí me parece que como la marcha se empezó a difundir o se creó a partir del profesionalismo de Sarmiento, más o menos. Sería bueno, incluir a grandes figuras de la etapa profesional de Sarmiento.» La tarea no es sencilla, ya que debe equilibrar el homenaje con la métrica y la melodía preexistente. «Así que voy a ver qué apellidos me cuadran, sobre todo por la métrica y respetando la melodía estrictamente, ver qué apellidos puedo incluir. Ya tengo algunos ahí pensados, pero tengo que ver la métrica si es que me da. Cada sílaba, cada nota es una sílaba definitiva», concluye Lapadula, dejando entrever el meticuloso proceso creativo en marcha.
Para Oreste Lapadula, este reconocimiento inesperado añadió una capa extra de emoción a la experiencia. «Como hincha del club se siente una satisfacción bonita. Además, a mí nunca se me cruzó por la cabeza que el club o la comisión directiva actual iban a darle tanta trascendencia al punto de tener un reconocimiento en el centro de la cancha con todo el público numeroso que había el sábado, ni me lo imaginaba, ni lo pensaba, ni lo esperaba, mucha alegría me dio.»
La magnitud del homenaje lo tomó por sorpresa y generó en él un profundo agradecimiento. «Tengo de hecho un agradecimiento enorme para la Comisión Directiva y estos chicos de la peña de La Plata que fueron los impulsores de la cuestión en sí”.
Finalmente, Lapadula destaca que su motivación principal fue puramente artística y su amor por el club. «Es una satisfacción muy linda y un reconocimiento que no esperaba, yo no lo hice pensando en eso, sino simplemente porque me gusta la música, me gusta ese tipo de trabajos y así se desencadenó todo esto», concluye, dejando en claro que su pasión y dedicación fueron los verdaderos motores de esta emotiva reinterpretación.
Ante la positiva recepción de la versión instrumental, la pregunta sobre cuándo estará completa la obra con las voces es inminente. Oreste Lapadula asegura que la intención es concretarlo «lo más rápido posible». Sin embargo, la logística de reunir a los vocalistas requiere coordinación. «Espero que este mes este lista, el tema es juntar la gente y necesito tenerlos a todos en una sola oportunidad, por eso es que se hace más complejo».
Consciente de la repercusión que tuvo su trabajo, Oreste se muestra determinado a culminar la obra a la brevedad. «A la brevedad lo quiero tener listo porque tiene que quedar terminado ya que le han dado tanta repercusión por eso quiero quede terminado lo antes posible», concluye, dejando entrever la anticipación por escuchar la versión final con las voces que enriquecerán aún más este emotivo homenaje al himno de Sarmiento.
Con un profundo sentimiento de pertenencia, Oreste Lapadula compartió un mensaje final dirigido a la hinchada del “Verde”. «Simplemente insistir en eso, que para mí es una satisfacción muy linda, muy grande y que la gente lo acompañe a Sarmiento”.
Para él, el club representa un pilar fundamental de la identidad juninense. «Porque es una institución como otras de aquí de la ciudad, que es fundamental para el deporte juninense e inclusive en muchos aspectos que van más allá del deporte.»
Consciente de la importancia que tiene el club en varios aspectos de la ciudad, Lapadula subrayó la importancia de Sarmiento como fuente de empleo y desarrollo. «Sarmiento es una institución muy fuerte que genera trabajo, cosa muy importante en estos tiempos».
Su llamado final es una exhortación al apoyo continuo para garantizar la fortaleza del club. «Que obviamente tiene que tener el apoyo del juninense, de manera tal que no sé si en primera o donde sea sostenerse como un aporte fundamental para lo que es la ciudad de Junín.» Su mensaje es una invitación a la comunidad a unirse en el respaldo de una institución clave para el presente y el futuro de Junín.
INTEGRANTES DE LA BANDA DE ORESTE LAPADULA
Oreste Lapadula
Ángel Faré
Juan Martin Decarre
Héctor Arias
Hugo Fochi
Sofía Cardona
Gisella Ferrar
Miguel Salem
Etelvina Gutiérrez
Víctor Pallero
Matías Amarilla
Juan Petersen
Gabriel Arias
