POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
Un reporte de la Bolsa de Comercio de Rosario expuso el perjuicio que puede generar el inédito ataque de spiroplasma, la enfermedad que es transmitida por la chicharrita típica del norte argentino y que está afectando Córdoba, Santa Fe e incluso el norte y noroeste bonaerense. En tanto en el partido de Junín ya hay productores que han alertado de su presencia con fuertes daños en el cultivo, por lo que se abren interrogantes respecto a los futuros rindes del cereal.
Se trata de una enfermedad que está asociada a un vector: la Chicharrita del maíz. Si bien esta enfermedad es típica del norte del país, este año por condiciones de clima (falta de agua y calor), la forma escalonada en la que se ha sembrado y el aumento en hectareaje del maíz tardío, la plaga muestra un crecimiento poblacional desmedido y una cobertura nunca antes vista.
Cuando parecía que las tandas de maíces tardíos, los sembrados del 1 de diciembre en adelante, estaban mejorando su performance productiva, se multiplicaron en las últimas semanas los comentarios de técnicos y productores alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema.
En el centro de Santa Fe, hay lotes que directamente no se van a cosechar por Spiroplasma, como por ejemplo en López y Gálvez. Hay técnicos que dicen que unas semanas atrás, esperaban un daño de 5 al 10 %. Pero al avanzar la etapa reproductiva, estiman ahora pérdidas del 70 al 80%: «nos tomó a todos por sorpresa. No hubo forma de pararlo», comentan sorprendidos.
El daño es distinto según zonas, fechas de siembra y variedades. «Hay lotes muy afectados que cuanto mucho podrán dar 15 qq/ha. Bajó del norte, llegó hasta a Río Cuarto, San Martín de las Escobas, Cañada de Gómez y hasta San Nicolás y Junín», explican los técnicos.
En Santiago del Estero y Chaco, si bien suelen ser afectados por spiroplasma (y sufren daños de 5 a 10%), ya tienen establecidos protocolos de control. Pero este año cuentan que el ataque muestra un nivel de daño mucho mayor. Allí, ya hay lotes dados por perdidos, y otros con daños del 30% y hasta del 50%. «Pero la enfermedad no para, y puede ser peor. No sabemos que vamos a cosechar», explican.
Los técnicos advierten: «el daño puede manifestarse hasta 120 días después del ataque. El virus y las bacterias que transmite el vector pueden cortarle el llenado de granos a la planta. Por eso es una enfermedad que genera tanta incertidumbre. No sabes cómo vas a encontrar el cultivo mañana», revelan.
Lamentablemente, la gravedad de la situación parece indicar que se está ante un nuevo recorte de la producción maicera argentina.
Qué hacer
La Chicharrita del maíz (Dalmudus maidis) y la enfermedad (Spiroplasma), que transmite el insecto al cultivo, ya dejaron de ser una complicación del norte argentino para pasar a ser un problema nacional. En este sentido, una de las claves para mantenerlas a raya sería el monitoreo del cultivo y el manejo de la densidad poblacional de la plaga.
La gravedad que presenta el insecto vector del achaparramiento del maíz, se encuentra potenciada por su capacidad de expansión, que puede alcanzar los 500 kilómetros con la ayuda del viento.
Alejandro Vera de la Estación Experimental Obispo Colombres, durante una jornada en formato virtual sobre la Chicharrita del maíz explicó que el “puente verde” es determinante en la incidencia y el tamaño de la población del insecto, dado que las zonas con cultivos de maíz sembrados en diferentes fechas favorecen la evolución de la plaga al propiciar una mayor oferta de recursos para el insecto.
“Una evaluación realizada en San Justo (Santa Fe) este año con clothianidin combinado con un recurado con teametoxan con una dosis de 600 cm3 por cada 1000 semillas, evidenció cierto control de la enfermedad; el lote testigo lindante a ese ensayo estaba completamente perdido por la enfermedad”, comentó.
Qué pasa con la cosecha
Al momento y por su interrupción a causa de las lluvias, las labores de cosecha alcanzan el 3% de avance a nivel nacional, cuando para esta fecha suele estar cerca del 15%. Por otra parte, el desplazamiento que hubo de las fechas de siembra por la falta de agua, se siente en una cosecha que va muy lenta.
De todas formas, estos días soleados favorecen el secado del grano y del lote por lo que pronto veremos las máquinas avanzando sobre los cuadros con maíz temprano de esta región.
En cuanto a los rindes de región núcleo también preocupa que la cosecha ha empezado con valores que rondan en los 90 a 100 quintales por hectárea, muy por debajo de los 110 a 120 quintales que se esperaban de los maíces tempranos. El «adelgazamiento», la pérdida de peso en el llenando de granos por la ola de calor, ha afectado en buen grado a los primeros lotes que se están levantando.
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