Por Claudia Birello
Para Grupo La Verdad
Su honroso apellido de añejo arraigo, lo cuenta como uno de sus exponentes con múltiples facetas, en una vida ya sexagenaria y enmarcada en insobornable modestia.
La Verdad 8 de febrero de 1965 – Está, su característica, inconfundible su modalidad de hombre simple, aunque esclarecido, y ese dejarse llevar por lo apacible, han influido para que se le desconozca en su verdadera relevancia.
Juan Ignacio Michelli, nacido el 6 de Octubre de 1902, a dos cuadras de la plaza principal, que entonces estaba bordeada de paraísos y con cercos de alambre, mientras en su parte central se levantaba un monumento de mármol blanco erigido a la independencia.
También se ha ganado el derecho de salir del anonimato.
EL PINTOR
Siendo aún un adolescente, pues apenas tenía 12 años, despertó en Juan Ignacio Michelli, su inclinación por la pintura al óleo. Los primeros ensayos fueron orientados por su progenitor, don Francisco Michelli, que partiera hacia el infinito hace tiempo, luego de sobresalir como un talento en la decoración. No duda de que heredó una vocación que al correr del tiempo lo fue atrayendo con un poder de alto vuelo. Sin más horizonte, en romántica aventura que nace bajo el signo de la ilusión y de la esperanza, toma los pinceles una y otra vez y con su prolongada inspiración y disciplina, alcanza una madurez que asombra. Sus cuadros no han escapado de ese cerco de limitaciones que ofrece la casona donde pasan sus silenciosos días. Hay en ellos un alarde de técnica y de compenetración armoniosa, que es de fácil encuentro.
En uno, exhibido en el comedor, se reproduce un pintoresco rincón de la laguna El Carpincho con las infaltables totoras de admirable fidelidad, al que se agrega la aplicación en primer plano, de dos patos embalsamados cuya originalidad deshecha la fantasía. No es “menos viviente” la pintura del perro de raza con la perdiz en la boca, que perteneciera a la cría de A. Rampellini, el cual pereció en una excursión de caza, arrollado por un camión, así como la del zorro gris en expectativa, ante una cueva, trabajado sobre lona. Allí están como testimonio irrefutable de un ejecutante que nunca se preocupó por reunirlos en una muestra, que seguramente se hubiese prestado para consagrarlo ante la crítica de los entendidos.
Detrás de los pájaros
Explicarlo a fondo es difícil, pero nuestro entrevistado, durante su niñez, también se sintió atraído por los pájaros. Y así fue andando. Como no era perezoso, el amanecer lo sorprendió muchas veces lo sorprendió rumbo al arroyo, al canal o a las lagunas que cercan a Junín. No usaba “honda” o sea la gomera, ya que nunca tuvo intenciones de matarlo, sini capturarlos para hacer una colección indefinida.
Para ello iba provisto de una pequeña jaula, dotado de un dispositivo especial que él mismo había armado, y de este modo los fue cazando.
En esas andanzas conoció también los montes cercanos a la ciudad y a las quintas de tassara, Ridolfi, Camicia y de Jorge Casona, donde no faltaban los cabecitas negras, los jilgueros, el pecho colorado o el ala amarilla, que según refiere, eran los más bonitos por sus plumajes. Cuando le preguntamos si en esas recorridas le sucedió algo extraño, respondió que un día, cuando se disponía a colocar la trampera en un maizal, en busca de algún corbatita, que gustan de la flore de dicha planta, se le apareció un tal Cifredi,que era cuidador del predio, armado con una escopeta y su sola presencia lo ahuyentó en una carrera desenfrenada. Después de éste sofocón, no tuvo otros.
No podía conformarse
He aquí una revelación insospechable. Michelli, que iba encariñándose con los variados y numerosos pájaros que fue introduciendo en un jaulón de líneas llamativas – que está a la vista en el patio de su casa-, no se resignaba a desprenderse de ellos cuando dejaban de aletear. Tenía especial cuidado por todos ellos, pero cuando alguno se moría, entonces le generaba el interrogante de cómo seguir poseyéndolo. Esta honda preocupación lo impulsó a tomar conocimientos sobre taxidermia, o sea, su embalsamamiento.
Un experto
Con inquietudes ya probadas para triunfar en la nueva ambición, fue acuciando el interés en un aprendizaje que si al comienzo resultó complicado, más adelante le dio la satisfacción de alcanzar una capacidad suficientemente amplia como para innovar. Su mentalidad bien despejada le ha permitido compenetrarse de algunos aspectos de la materia, que eran guardados como un secreto, entre la gente de esa profesión.
Actualmente es un experto en la taxidermia cuyo origen europeo entró al país hace tres décadas.
Michelli, que está en condiciones de competir con los más experimentados en esa actividad, ha eliminado los rellenos de paja y estopa, lo cual reemplaza con el clín vegetal, o sea, la fibra de la palmera que no se descompone nunca.
Y aclara, que no todos embalsaman con iguales procedimientos pues el oficio exige renovarse y en especial hay que haber estudiado mucho la vida de los animales y pájaros para hacerles tal proceso.
Museos Escolares
Sin desechar otros trabajos, con preferencia ha venido atendiendo los relacionados con los museos escolares, algunos de los cuales se crearon precisamente con sus primeras aves embalsamadas. Y ante la mención, recuerda que sus comienzos fueron los horneros y las palomas, adquiriendo tal práctica que ahora lo hace con avestruces, flamencos, chajá, cigüeñas, antílopes, cabezas de ciervos, pescados y batracios en general. Recientemente, un médico porteño y un industrial rosarino, se interesaron por los animales que pertenecen a la fauna de Junín, lo cual va a satisfacer ni bien tenga tiempo para cazarlos.
El Deportista
Cuando se retrotrae al recuerdo nuestro fútbol de antes y a quienes le dieron resonancia y brillo, difícilmente escape a la mención aquel formidable centromedio que aferrado a la verde, se alineara junto a Daniel Burgos, Hilario Magallanes, José Calderón, Lito Rucci, Giménez, Paúl, Simón Behety, Alberto Rivero, Adolfo Mirambell y Manuel Sosa.
Y precisamente, aquel diestro futboler de gallarda figura, cordial, camarada y respetuoso, no era otro que Juan Ignacio Michelli, a quien vimos incluido en el combinado de Junín, frente a Pergamino y Rojas.
Cuando ya en sus oídos habíanse repetido el eco de los aplausos, con el anhelo de reforzar las líneas de River Plate que pugnaba por el ascenso a primera, Sarmiento concedió su transferencia. Pero su permanencia en la entidad presidida entonces por el Dr. Arturo Vergara, no pudo prolongarse, ya que una vieja lesión sufrida en la rodilla izquierda, lo resignó a seguir actuando. Por ésta circunstancia fortuita, el césped del duadrilátero no volvió a contarlo entre los jóvenes de Junín que por 1925 tanto prestigiaron al deporte que más está adentrado en la masa popular.
Como en aquella eclosión había energías para distribuir sin necesidad de ningún alarde, también el basket ball de la ciudad lo contó a Michelli entre sus propulsores, a quienes el público en cierto modo los miraba con recelo, ya que esa práctica era completamente desconocida entre nosotros y mas bien la consideraban como “una intrusa fuera de tono”.
Los más decididos estuvieron a la par de Oscar Dufour, que fue un verdadero animador de las primeras trenzadas para ensartar el aro.
El acorazado
Esta referencia está ligada a la pesca deportiva que también fue un hobby para este simpático y bonachón juninense. Lo habían denominado así a una embarcación de impresionante tamaño que sobresalía de las demás que en esa época navegaban en aguas de la Laguna El Carpincho, donde los hermanos Michelli – algunos de ellos entregados ya al sueño eterno-, integraban aquella cofradía de aficionados al pique, comp0uestas por todos los caracteres y condiciones humanas. Es decir, que el placer de esa práctica, no dejó de disfrutarlo este hombre que supo del balanceo rítmico de la boyita y de la paciente espera.
Esa especia de dinastía familiar, ahora disgregada por designios mayores, era visible en las adyacencias del tajamar.
Juan Ignacio, que no dejaba de aprovechar esas apacibles excursiones para sus meditaciones, no pretendía descansar sus músculos, sino encontrar en el remanso, la recreación de su espíritu.
En ese entretenimiento tan saludable, gustó del magnífico panorama que ofrece Natura con todas sus galas, mientras las horas se fueron deslizando.
Colombófilo
Otra de sus debilidades fue la de criar palomas mensajeras y tras esa inclinación, justamente, con el Dr. Esteban Bertero, Modesto Vidauretta, Alfredo Batac, Armando Ramallo, Squadrone, Castellazzi, Paccini y otros, fundaron la Sociedad Colombófila de Junín. Sus ejemplares le dieron la satisfacción inmensa de clasificarse campeón, en 1936, de la suelta Mendoza-Junín y a los 8 años, sobre la misma distancia, ganó el premio Federal, amen de haberse clasificado primero en otras pruebas.
Estudios Primarios
Cuando le preguntamos sobre esos deberes de la niñez, responde que aprendió a leer y escribir en la Escuela N° 1, y que fueron sus maestras las señoras Cavallini, Poveda y Martínez, para las que guarda infinita gratitud.
Entre sus compañeros de banco no puede olvidar a Miguel Moscatelli, el peluquero instalado al lado de la imprenta Bianco y a José Montes de Oca, que fue un excelente talabartero, ya fallecido.
No hizo otros cursos, sin embargo, su evolución cultural es sólida.
Mensajero y cocherito
Michelli no escapó a ciertas obligaciones cuando recién había traspuesto los quince años, siendo mensajero de la oficina de Rentas de la Provincia, cuando su jefe era el señor Guruceaga, y entre los empleados estaban el “Ñato” Ceresetto y Juan Canzini. También se desempeñó como cocherito, de Mr. Barker, que durante la época de los ingleses estuvieron al frente del Departamento de Coches y Vagones de los Talleres Ferroviarios.
Para llenar ese cometido, iba con “El Chispa” y “El Conde”, como se llamaban los animales y todos los días los conducía hasta la puerta Norte. Los sábados, el viaje era más largo, hasta la quinta “La Florida”, que estaba donde actualmente tiene sus depósitos Almacenes del F.C. Gral. San Martín, inmediato a calle Primera Junta. Allí estaban las instalaciones deportivas de los “yoni” y Mr. Barker, sobresalía como aficionado a la Churra, un juego muy parecido al Golf.
44 años en la misma casa
Toda una vida lleva nuestro entrevistado, en la casona de la calle 25 de Mayo139, donde para hacer los apuntes, aprovechamos una mesa de retazos de mármol que hizo su hermano Federico, especializado en ese oficio.
Mientras fuimos indagando, una cotorra traída de La Pampa, susurraba muy cerca nuestro, estas palabras: “Guarda el gato”, “Llegó la paloma”, “Callate Julio”, “Mentiroso”, etc.
El grupo familiar lo integran su hermana Rosa Luisa que prácticamente ha sustituido a su madre, doña Amalia Sarratea, que bajó a la tumba hace unos años, y sus hermanos, Julio Jorge, notable imitador de voces, jubilado ferroviario; Federico y Mario.
Además de un cañoncito, que es una verdadera pieza histórica, obtenida por su hermano Alberto (fallecido), cuando trabajaba en la fundición de Fluttaz y Dani (disuelta), donde lo vendieron como hierro viejo, se observan en el comedor, dos cabezas de antílopes americanos embalsamados. Son los trofeos de las cacerías que Eusebio Marcilla, Pancho Michelli, Antonio Buisán y Osvaldo Pagella, efectuaron hace 17 años en los campos del Establecimiento “La Bala”, en Rufino.
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