Un final bochornoso tuvo el esperado reencuentro en las canchas entre los equipos de básquet de Quilmes y Peñarol. Golpes, corridas, sillas por el aire y dispositivo de seguridad que no estuvo a la altura arruinaron el clásico que, finalmente, de “amistoso” tuvo poco y nada.
Simpatizantes de ambos clubes, con particular participación de algunos de los más radicalizados y señalados como “barrabravas”, se trenzaron sobre un sector de plateas cuando el “tricolor” estaba en ventana y se perfilaba para quedarse con esta reedición de la Copa Juan Pablo Sánchez, instituida como una oportunidad para que no se pierda este tradicional cruce mientras transitan por distintas categorías.
El trofeo que allí, en un rincón, y el papelón que fue el desenlace se quedó con todos los títulos. Sobre todo porque lo ocurrido se pudo ver en todo el país ya que el encuentro fue televisado por una señal de cable.
Pudieron lo que por suerte se logró evitar en el fútbol, con dos enfrentamientos deportivos entre Aldosivi y Alvarado. Con más de 20.000 personas en las canchas, hinchas rivales en la ciudad, y casi sin incidentes. Aquí, con un Estadio Polideportivo con poco más de 4.500 personas, alcanzaron 15 o 20 para contagiar a otros tantos y destrozar una noche que merecía otro final.
La victoria parcial de 63 a 48 quedó estampada en el tablero cuando se detuvo el juego y restaban 2.32 para el final del último cuarto. Pero ya nadie miró anoche hacia allí porque el foco estaba puesto en los inadaptados que andaban a los golpes, saltando barandas en busca de un rival como objetivo y descendiendo escalones después de recibir algún golpe o empujón.
La policía y personal de seguridad privada no alcanzó. O al menos no tuvo la reacción oportuna como para evitar que un par de insultos llegaran a crecer a la dimensión de una batalla campal, con decenas de protagonistas y otros cientos, miles, que buscaban escapar para no quedar envueltos en semejante despropósito.
Hasta última hora de anoche no se había informado de detenciones y sí se conoció que algunos policías acusaron lesiones, siempre en este contexto de energúmenos que a pura violencia repartían golpes sin mirar a quién.
De nada sirvieron los gestos previos. La conferencia de prensa compartida por representantes de ambas instituciones, los mensajes moderados en términos de rivalidad y la convocatoria a disfrutar de un espectáculo único en el básquet argentino. El clásico más clásico de todos. Unos pocos lo arruinaron todo.
Fuente: ahoramardelplata