Por Redacción Grupo La Verdad
“Amanece que no es poco” entrevistó al Fernando García Einschlag, a cargo del equipo de investigación que desarrolló esta tecnología, quien declaró: “Se puede eliminar el arsénico del agua y existen varias tecnologías que sirven para eso, pero sucede que en muchos casos los altos costos son prohibitivos, sobre todo cuando se trata de poblaciones pequeñas”. En este marco, afirmó que “desde hace muchos años que venimos trabajando para desarrollar una tecnología que sea más accesible respecto a los costos y que apunte a comunidades no muy grandes”.
Seguidamente, el investigador científico expuso que “en su momento arrancamos con la etapa de pruebas en las localidades de Castelli y Verónica, y finalmente hicimos la instalación en Pipinas, porque justamente es una comunidad que tiene históricamente niveles altos de arsénico en el agua subterránea”. Posteriormente, aseguró que “hace ya un año y medio que la planta está funcionando en Pipinas y estamos muy contentos con los resultados obtenidos hasta el momento”.
Asimismo, García Einschlag expresó que “la planta por el momento está destinada para tratar agua para bebida y cocción, de manera tal que no tratamos todo el volumen de agua que consume la comunidad”, y ahondó: “Utilizar agua potable para descargar el inodoro, lavar el auto, limpiar las veredas y regar es un uso poco racional, por lo que solo nos abocamos a la fracción de agua para consumo humano”.
“En Pipinas colocamos una canilla pública donde se encuentra el sistema de distribución, donde la gente concurre para retirar el agua potable y, si bien sabemos que no es el camino más cómodo, notamos que hay un acostumbramiento y buena aceptación de la comunidad”, aportó y amplió: “La idea es concretar toda una instalación de agua destinada exclusivamente para cocción y bebida, aunque es muy costoso”.
Además, el científico mencionó que “sería interesante que a futuro se trabaje con la idea de que todas las ciudades cuenten con un sistema de doble red de agua, uno destinado exclusivamente para consumo personal y otro destinado para cualquier otro uso”. Igualmente, dijo que “en muchas localidades de la provincia de Buenos Aires que son pequeñas y no existe la posibilidad de la doble red, nosotros encontramos como salida más viable poner a disposición una canilla para que la gente se pueda servir”.
Por otra parte, el entrevistado destacó el trabajo realizado por el equipo de científicos de la UNLP-CONICET en el desarrollo de esta tecnología y sostuvo en relación al problema del arsénico: “En general hacia el oeste de la provincia de Buenos Aires los niveles de arsénico en el agua aumentan y los pozos menos profundos generalmente tienen mayor concentración de arsénico”.
Arsénico y salud pública
El arsénico en el agua es un problema de salud pública, especialmente en áreas donde el agua subterránea es la principal fuente de consumo.
La exposición prolongada a niveles elevados de arsénico puede causar problemas de salud graves, incluyendo cáncer y otras enfermedades.
El arsénico es un elemento natural que se encuentra en la corteza terrestre y puede contaminar el agua subterránea y superficial. La presencia de arsénico en el agua puede deberse a causas naturales como la disolución de minerales y rocas, la erosión del suelo, o a actividades humanas como la minería y la agricultura. El agua subterránea, a menudo utilizada para consumo en zonas rurales, puede estar contaminada con arsénico debido a la filtración de estos compuestos.
La exposición al arsénico, especialmente a través del consumo de agua contaminada, puede causar problemas de salud a corto y largo plazo: Náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal; Engrosamiento y decoloración de la piel; Efectos a largo plazo (Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico – HACRE); Cáncer de piel, pulmón, vejiga, entre otros; Enfermedades cardiovasculares; Daños en el hígado, riñones y sistema respiratorio entre otros.
Es fundamental analizar el agua de pozos o fuentes subterráneas para determinar si contiene arsénico y en qué cantidad. En áreas con altos niveles de arsénico, es importante buscar fuentes de agua alternativas que no estén contaminadas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la concentración de arsénico en el agua potable no supere los 10 microgramos por litro (10 μg/L).
En resumen, el arsénico en el agua es un problema de salud pública que requiere atención. Es crucial analizar el agua, tomar medidas para eliminar el arsénico y buscar fuentes de agua alternativas si es necesario. La educación y concientización son herramientas clave para proteger la salud de las personas expuestas a este contaminante.
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