En internet abundan los artículos que proponen adoptar medidas para prevenir el fraude digital contra las personas de más edad. Hay múltiples estafas diseñadas de forma específica para aprovecharse de la ingenuidad y la poca experiencia digital de la gente grande. Son víctimas todavía más fáciles cuando viven solas y dependen de las redes sociales para estar en contacto con sus familiares, lo que, por otro lado, no deja de resultar triste.
Este cóctel es idóneo para la estafa del ‘familiar en problemas’, donde un hacker analiza las redes sociales de su víctima potencial y luego adopta la identidad de uno de sus familiares, preferiblemente alguien que viva en el exterior. La víctima –que suele ser una abuela o un abuelo de clase media– recibe entonces un mensaje de una cuenta falsa haciéndose pasar por una nieta o un nieto que, supuestamente, necesitan plata urgente debido a un problema.
La credulidad es lo que hace que la gente grande caiga en la trampa. Al hacker le basta descargar la foto de perfil del familiar y seguir durante unas semanas sus publicaciones en las redes sociales para hilvanar una historia creíble. Se trata de una estafa que podemos prevenir si tenemos algo de experiencia en las redes y, sobre todo, si adoptamos medidas de prudencia como consultar primero con otros familiares antes de darle dinero al hacker.
La Gen-Z también cae víctima de las estafas online
Nos resulta fácil visualizar a una persona grande que cae víctima de las estafas online, y tendemos a pensar que las generaciones más jóvenes serían menos permeables a este tipo de ciberataques. Al fin y al cabo, se trata de generaciones digitales que prácticamente crecieron con un celular en las manos. Sin embargo, las cifras apuntan a que la Gen Z es el segundo grupo más vulnerable a las estafas digitales.
El problema es justamente el haber crecido de la mano de internet. Quienes tienen cuarenta o cincuenta años vivieron el lento desembarco de las primeras computadoras en los hogares, y experimentaron los primeros intentos de estafas digitales. Nunca llegaron a normalizar el hábito de compartir información online ni confían del todo en las aplicaciones web, mientras que la Gen Z tiende a confiar mucho más en este tipo de plataformas digitales.
Una generación habituada a publicar cada detalle de su vida en Instagram o en TikTok también facilita a los hackers la recopilación de datos sobre su persona, que luego pueden emplear para lanzarles un ataque de ingeniería social. Al hacker le resulta sencillo hacerse pasar por la universidad donde estudia su víctima, una clínica donde esté recibiendo tratamiento, su compañía telefónica o su banco, por citar varios ejemplos.
La prudencia en la red es una tarea para todas las edades
Vemos entonces que nadie está libre de sufrir estafas online, aunque es cierto que las estrategias empleadas por los hackers para estafar a la gente se adaptan a sus diferentes puntos débiles. Por eso, si estás leyendo este artículo, es buena idea que avises a tus familiares para prevenir que sufran estafas de este tipo, por ejemplo adoptando medidas de seguridad digital y, sobre todo, conociendo las técnicas más empleadas por los estafadores.
● Protegé tus datos online. Los hackers aprovechan toda la información que tengan a su disposición online para estafar a sus víctimas. Usar herramientas para ocultar IP y cifrar la conexión puede prevenir la filtración de nuestras contraseñas o nuestros datos bancarios, pero también debemos limitar los contenidos personales que publicamos online. También es conveniente usar los filtros de privacidad de las redes sociales.
● Conocé las estrategias habituales de los hackers. Los ciberatacantes pueden hacerse pasar por familiares, empresas con las que trabajamos –nuestro banco, nuestra compañía de seguros–, o incluso por el Gobierno. Elijan la apariencia que elijan, normalmente nos van a pedir plata o, cuanto menos, datos de acceso para alguna de nuestras cuentas. Esta petición debería hacer saltar todas nuestras alarmas.
● Aprendé a usar medios alternativos para informarte. Si dudamos sobre la historia que nos cuenta el hacker, siempre podemos comprobarla antes de acceder a sus demandas. Si se hace pasar por un familiar, podemos contactar con otros familiares. Si se hace pasar por nuestro banco, podemos llamar al banco o acudir a una de sus oficinas. Esta comprobación extra puede delatar la mentira muy fácilmente.
Los hackers están lanzando ataques contra todo tipo de usuarios cada vez con más frecuencia, y las nuevas herramientas de IA como ChatGPT les ponen las cosas todavía más fáciles. Ya ni siquiera necesitan hablar español para hacerse pasar por un familiar o un banco argentino, ¡así que, hoy más que nunca, es mejor prevenir que curar!






