Por Redacción Grupo La Verdad
Según un informe realizado por la Dirección Nacional de Riesgo y Emergencia Agropecuaria, la superficie total afectada debido a la falta de precipitaciones se incrementó en más de un millón de hectáreas en Argentina, y lo que es aún peor, hubo un aumento en 19 millones de hectáreas de la categoría de sequía severa.
Esto significa un empeoramiento de las condiciones en áreas que ya estaban afectadas, lo cual se refleja un incremento del impacto sobre sistemas ganaderos, cultivos y población.
Otros datos preocupantes que surgen del informe son que más de 173 millones de hectáreas del territorio nacional se encuentran en condiciones de sequía, correspondiendo más de 11.400.000 a hectáreas agrícolas de cultivo y registrándose más de 24.300.000 cabezas de stock bovino afectadas en la superficie restante.
En la provincia de Buenos Aires, solo 4 municipios de los 135 existentes no tienen ningún grado de sequía según el informe. Estos son los municipios de: Patagones, Villarino, Alvarado y General Pueyrredón.
Productor local
Las últimas lluvias no alcanzaron a recomponer el estado de los campos ganaderos y la falta de pasto impactó en la cotización de vacas y terneros. De este modo, los efectos de la sequía se extienden aun a pesar de las precipitaciones, mientras que el nivel de reservas forrajeras para enfrentar el invierno son escasos.
Una de las primeras consecuencias es que los productores tuvieron que anticipar la salida de hacienda de los campos, situación que es evidente sobre todo en vacas y terneros.
El productor ganadero Gastón Paz, dio un detallado informe a La Verdad sobre el estado del ganado bovino en la región y explicó que “no hay un registro oficial. Lo que ocurre es que la vaca pudo sobrevivir y el productor que venía apretado vendió. La afectación viene ya desde hace bastante, la seca viene ya desde el año pasado y algunos rodeos han disminuido. Es probable que el mayor impacto se pueda sentir cuando se hagan los tactos, ya que durante primavera-verano, que es la época de servicio, a la vaca pueda haberle faltado comida y ahí se note la baja en el porcentaje de preñez”.
“Toda la ganadería está afectada porque es una seca apoteótica y quizá no se pueda medir, cómo si ocurre con los cultivos. Ahora, lo que hay que resaltar es que al productor mantener la vaca bien le costó el doble porque tuvo que invertir para comprar alimentos, lo que se convirtió en un gasto debido a que no lo tenía en cuenta. La reserva que podía tener, debió gastarla”, puntualizó.
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