¿Quién no ha escuchado que para calmar o relajar a un bebé se le debe dar tilo, boldo o manzanilla? Sin embargo, los especialistas recomiendan no dar infusiones a los pequeñines de la casa. Es que pueden resultar tóxicas para los lactantes o menores de dos años. De hecho, recién podrían consumirlas a partir de los 4 años y de manera poco frecuente.
El motivo más extendido por el cual se debe evitar el consumo de infusiones en los niños pequeños es que algunas hierbas contienen teína (como la manzanilla y el té verde), una molécula asociada con la cafeína. También hay que agregar que los taninos localizados en muchas hierbas inhiben la absorción del hierro, tan importantes sobre todo en la etapa del desarrollo.
Pero hay un motivo más. Así como la miel, las hierbas y los tés pueden contener naturalmente esporas de Clostridium Botulinum. Si bien no resultan dañinas para un individuo sano, en los chiquitos pueden originar el llamado botulismo infantil o botulismo del lactante, advierte el sitio de la Anmat que habla sobre el botulismo infantil.
En el informe Hepatotoxicidad y consumo de productos de herboristería en la población pediátrica, redactado por varios especialistas en pediatría de distintos centros hospitalarios de España, se presentan cuatro episodios de hepatotoxicidad por productos naturales en niños y se analizan sus características epidemiológicas y clínicas.
En todos ellos, los padres habían dado infusiones a sus hijos, sin la aprobación y seguimiento de un profesional, con la intención de combatir dolencias como el estreñimiento, o incluso para aliviar los cólicos del lactante.
Dar infusiones a niños pequeños, además, puede aumentar las posibilidades de que ellos padezcan botulismo infantil, que puede causar desde estreñimiento e inapetencia a disminución progresiva de los movimientos, pérdida de la expresión facial, llanto débil, disfunción en la deglución y parálisis oculares, entre otros.
Qué es el botulismo infantil y cómo prevenirlo
El botulismo es una enfermedad neuroparalítica grave -muchas veces fatal- producida por una bacteria llamada Clostridium Botulinum. Ésta, en condiciones ambientales adversas, adopta una forma latente (espora botulínica) capaz de germinar y producir sustancias altamente tóxicas para el sistema nervioso (neurotoxina botulínica).
El principal reservorio de esta bacteria es el suelo, aunque se considera que la fuente de esporas puede ser múltiple. También pueden estar en el polvo ambiental y algunos alimentos pasibles de estar contaminados, como la miel, el jarabe de maíz y algunas hierbas medicinales (poleo, manzanilla, tilo, anís, yerba del pollo, etc.)
El Clostridium produce esporas resistentes al calor que pueden ingresar al organismo a través de heridas o por vía oral, para el caso de los niños menores de un año. En los lactantes se estima que la bacteria llegarían a su intestino a través de cualquier elemento contaminado con polvo ambiental, tierra o junto a alimentos contaminados con polvo ambiental. Lo que provoca una grave intoxicación.
Cómo se transmite el botulismo
Existen tres formas de enfermarse de botulismo:
-Intoxicación por alimentos (producción de toxina en el alimento)
-Toxiinfección (colonización y producción de toxina in situ) o Toxemia intestinal en el lactante o en heridas
-El ingerir incluso cantidades pequeñísimas de esta toxina puede provocar un cuadro grave considerándose a este veneno neuroparalizante como el más poderoso de los conocidos.