Por Santiago Comerón (*)
La historia vuelve a repetirse una vez más, siempre el neoliberalismo se mete con los jubilados. Quienes han dedicado toda su vida al trabajo y al desarrollo de este país, están nuevamente en el centro del ajuste fiscal implementado por el gobierno de Javier Milei. Las medidas adoptadas, lejos de buscar la equidad y la justicia social, refuerzan una visión neoliberal que castiga a los sectores más vulnerables mientras privilegia los intereses de unos pocos, pero poderosos.
La eliminación del Programa “Vivir Mejor” y del vademécum de medicamentos esenciales del PAMI deja a millones sin acceso a medicamentos gratuitos. Esta política, implementada en 2020 durante el gobierno del Frente de Todos, había demostrado ser un salvavidas para quienes dependen de medicación crónica para sobrevivir. Además, el congelamiento del bono de $70.000 durante todo el 2024, medida que no tiene en cuenta el impacto devastador de la inflación sobre los ingresos de los jubilados, representa una pérdida real del poder adquisitivo para quienes ya vivían con lo justo.
El impacto no se detiene aquí, en la Argentina de Milei es más fácil blanquear guita que acceder al programa de medicamentos gratuitos de PAMI. Las complejidades administrativas del nuevo sistema, que obliga a los jubilados a completar trámites complejos y cumplir requisitos excluyentes, terminan siendo una barrera de acceso para muchos. Esta burocracia es cruel e innecesaria, ya que la información requerida podría ser cruzada automáticamente desde las bases de datos del PAMI. En su lugar, se opta por un esquema que no sólo despoja a los jubilados de sus derechos, sino que también les roba su tiempo y su dignidad.
El vencimiento del plazo de la moratoria previsional en marzo de 2025 es otro ejemplo claro de cómo el gobierno prioriza el ajuste sobre los derechos adquiridos. Este programa, que permitía a miles de personas regularizar aportes insuficientes y acceder a una jubilación digna, será reemplazado por la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM).
Aunque la PUAM ofrece una prestación, ésta equivale al 80% de la jubilación mínima y no incluye los mismos beneficios que una jubilación. En consecuencia, aquellos que alcancen la edad jubilatoria a partir de abril de este año solo podrán jubilarse si tienen los 30 años de aporte, lo que profundizará la precarización de sus ingresos y dejará sin una jubilación a miles de mujeres que deberán esperan hasta los 65 años para acceder a una PUAM.
No es técnico, es ideológico
La justificación del ajuste por parte del gobierno, basada en el supuesto déficit fiscal, se desmorona al observar la eliminación de impuestos progresivos como el de Bienes Personales, beneficiando a los sectores más ricos. Plata hay; el problema es a quiénes se decide beneficiar con ella. El superávit registrado por el PAMI en 2023, de $250 mil millones, muestra que el financiamiento para mantener las políticas sociales existía y que la decisión de recortar derechos es ideológica, no técnica.
A esto se suma la liberación de los precios de los medicamentos, que ha disparado los costos del PAMI y también para los jubilados que necesitan tratamientos crónicos o de alto costo. Como bien dijo Cristina Fernández de Kirchner en el 11º Encuentro Nacional de Salud, «la salud no es un negocio, es un derecho». Cristina también cuestionó con ironía: «A ver Milei, ya que sos tan guapo. Desregulá los medicamentos para que podamos tener medicamentos genéricos importados para el costo de los presupuestos sanitarios. A ver si te animás. A ver si te animás».
Importación de medicamentos
Y sí, Milei y el liberalismo hacen gala de abrir los mercados, pero ¿por qué siguen regulando la importación de medicamentos? Claramente es en beneficio de laboratorios muy poderosos a los que no se animan a tocar. Cristina destacó que la importación de medicamentos puede ser una opción viable y urgente para garantizar el acceso a tratamientos esenciales mientras se reconstruyen las capacidades nacionales. La decisión de desmantelar el programa de fabricación pública de medicamentos, implementado para garantizar precios accesibles y combatir los abusos del mercado, deja a millones de jubilados en una situación de absoluta vulnerabilidad. Por si fuera poco, la falta de obligatoriedad de recetar medicamentos genéricos impone un gasto adicional innecesario para los pacientes, favoreciendo a los grandes laboratorios en detrimento del bolsillo de los jubilados.
Iniciativa en marcha
La jubilación no es un regalo, es un derecho adquirido a través de décadas de trabajo. Por eso, nuestra organización está impulsando un proyecto de ley para garantizar el acceso gratuito a los medicamentos esenciales y asegurar condiciones dignas para nuestros jubilados. No podemos permitir que el peso del ajuste recaiga, una vez más, sobre quienes han dado tanto a nuestra sociedad.
Hoy, más que nunca, necesitamos defender los derechos de nuestros jubilados. No se trata sólo de políticas públicas, se trata de construir una sociedad que respete a quienes nos precedieron y nos enseñaron el valor del esfuerzo y la solidaridad. La lucha por una Argentina justa, libre y soberana no es un eslogan, es un compromiso que debemos renovar cada día, especialmente frente a quienes buscan desmantelar el Estado y despojar de derechos al conjunto de nuestro pueblo.
(*) Militante de La Cámpora Lincoln.