Por Redacción Grupo La Verdad
Libros, discos de vinilo, películas en VHS, juguetes de colección, pósters, cartas y postales, monedas antiguas, autitos, revistas, cómics, fanzines y hasta un tocadiscos. Esos son algunos de los objetos gráficos, sonoros y audiovisuales que se pueden encontrar en “El mejor lugar del mundo”, un espacio en Junín que resguarda el patrimonio cultural histórico de la ciudad y el país.
Con artículos característicos del siglo pasado, el local ubicado en el barrio Nuestra Señora de Fátima funciona como espacio de disfrute para los fanáticos nostálgicos y como lugar de archivo y consulta sobre la cultura. Aunque hay libros y discos en todas las paredes y estanterías, el lugar está dividido por secciones, tales como literatura, disquería, fútbol, juguetería e historietas, entre otras.
Adrián Sánchez, responsable del local junto a la colaboración de su familia, habló con Grupo La Verdad acerca de su proyecto: nacimiento, obtención de las piezas, objetivos y planes futuros. “El nombre peca de soberbio, pero para nosotros es el mejor lugar del mundo”, expresó.
De la pasión al emprendimiento y el lema “hazlo tú mismo”
El entrevistado lleva la mitad de su vida ligado a esta iniciativa que tiene más de 25 años. Comenzó “a principios del año 2000 o un poco antes. Nos llevó mucho tiempo, empezamos con nada y nunca pensamos que íbamos a llegar a lo que es hoy. Ni nosotros sabemos lo que hay de tanto que tenemos”, manifestó.
En cuanto a sus influencias culturales para la gestación del proyecto, indicó: “Me crié con libros, discos y películas. Así que esto empezó por un gusto personal por la música, la literatura y el cine. Más por la historieta nacional, siempre me gustó lo nuestro, como Patoruzú, Afanancio, Anteojito, Hijitus, Billiken, Mafalda”.
“Pero más que nada surge por la pasión por la música y el estilo punk rock. Cuando aparecieron Los Ramones en Estados Unidos, usaban pantalones rotos y las zapatillas más económicas, mientras los Beatles y los Rolling Stones tocaban como mega estrellas y llenos de lujos. Entonces, parte de ese concepto punk es el ‘hazlo tú mismo’: si Los Ramones se subieron al escenario sólo con cuatro acordes y lo lograron, cualquiera lo puede hacer. Eso es lo que hicimos acá”, comentó.
Y agregó: “Hay otra frase, de Sex Pistols, que dice ‘nosotros somos las flores del basural’, haciendo referencia a que usaban lo que la sociedad desechaba. Por eso este lugar está hecho con esa filosofía punk”.
Esto refiere a que no se trata sólo de coleccionar, sino que hay un trabajo de rescatar los objetos y reacondicionarlos para después exhibirlos. “Yo no colecciono nada, aunque tampoco me defino con ningún título. Soy una persona que le da valor a la cultura de Junín. No creo que los objetos sean tesoros, sino piezas culturales”, aseguró.
No obstante, una manera podría ser que rescata objetos descartados por las personas para recomponerlos, exponerlos y darle el valor que se merecen esas reliquias ocultas.
“En su mayoría, el lugar está hecho con cosas que la gente tira o encontramos en la calle. Y lo vamos restaurando. Valoramos mucho lo que la gente desechó. Muchas cosas son hallazgos y otras son donaciones porque se lo querían sacar de encima. Fuimos a librerías, a casas donde tenían colecciones de discos que le ocupaban lugar, etcétera. Hay cosas que he comprado, pero un porcentaje muy alto son cosas que nos regalaron o que encontramos”, señaló Sánchez.
Asimismo, sobre la restauración de los objetos, dijo que le gustaría hacer un curso para especializarse, ya que “arreglamos piezas bajo nuestro conocimiento y con sumo cuidado. Por ejemplo, a un libro antiguo lo limpiamos, controlamos el faltante de páginas, recomponemos la tapa, lo embolsamos y lo catalogamos. Constantemente vamos encontrando cosas que ni sabíamos que existían”.
Por el momento, el local funciona a través de Instagram. Sin embargo, la idea es que también esté abierto al público en un futuro. De hecho, Sánchez cuenta con un segundo local que actualmente funciona como depósito de remanente de productos, debido a la gran cantidad de artículos aun sin restaurar y clasificar. “queremos que en algún momento sea un compra y venta de antigüedades”, confesó.

Rentabilidad y planes futuros
Además del costado pasional, la comercialización de los objetos se convirtió en el trabajo de esta familia. “Intentamos vivir de esto. Toda la vida me dediqué a diseñar, tenía una agencia de publicidad. Pero ahora me tiré 100% a esto porque estoy en un mundo que siempre soñé. Hoy cosas que nos siguen sorprendiendo y nunca terminás de aprender. Le dedicamos mucho tiempo, pero no lo sentimos como un trabajo, es un placer”, dijo Sánchez.
Sin embargo, indicó que “hay algunas cosas que no queremos vender porque son parte de la historia juninense. Son objetos con un valor incalculable y que para el común de la gente no valen nada. No por un valor de mercado, sino sentimental. Nosotros amamos a nuestra ciudad y tenemos cosas antiguas de Junín, como libros históricos”. “Hay mucho de Sarmiento, porque yo soy muy futbolero y hacemos mucho foco ahí. Publicaciones antiguas, banderines, discos, muñecos… También de otros clubes de Junín”, añadió.
En cuanto a próximos objetivos y el futuro del proyecto, dijo que “queremos que además de un lugar de venta, sea un espacio de búsqueda para la gente de acá. Queremos compartir para todos lo que hay atesorado, porque es algo que la ciudad nunca tuvo y no tiene. Hay librerías, hubo disquerías, pero así todo junto creo que no. La mayoría de los objetos provienen de Junín, así que hubo y hay mucha historia acá, en la cultura, el arte, el cine, la fotografía, etcétera. Pero también hay cosas que no se sabía que existían en todo el país”.







