Por Claudia Birello
Para Grupo La Verdad
No fueron pocos los periódicos en Junín a lo largo de su historia. Uno de ellos fue “El Mentor” del que fuera propietario y director Don José Suárez. Y La Verdad supo reflejar algunos acontecimientos que lo tuvieron como protagonista. Tanto al medio como al periodista que lo dirigía.
En 1922, tiempos convulsionados de la política con supremacía radical y conservadora, Suárez, el “Director del diario decano de la prensa local” – como escribía por entonces el Diario La Verdad, fue detenido y luego liberado y absuelto por la justicia.
La Verdad – 1922 – El partido Radical que venía perdiendo en la localidad las elecciones de unos años a esta parte, consiguió vencer en el último escrutinio a su poderoso contrincante, por algunos votos.
Este suceso, como es muy natural, colmó de entusiasmo a sus afiliados, particularmente al elemento joven del partido, que atronó los aires la noche del lunes, con el estampido de las bombas, lanzó boletines e improvisó una manifestación que al pasar por nuestra casa, vivaba a los dirigentes del partido y repetía el estribillo: “Alvear sí, Piñero no”.
Dicha manifestación que marchaba sin custodia policial y sin itinerario prefijado de antemano, pasó por la casa de la familia del Dr. Benito de Miguel, y al enfrentar la imprenta de nuestro colega “El Mentor”, ocurrieron los sucesos que el público conoce y que la justicia está llamada a esclarecer.
Nosotros, que no hemos presenciado el hecho, ni hemos intervenido en la declaración de las partes, no estamos autorizados para decir quién ha sido en este bochornoso el agresor y quién el agredido. Pero lo que nosotros diremos y con nosotros dirá y condenará el sentido común, es el haberse lanzado a la calle ese grupo de jóvenes, sin autorización ni presencia policial, máxime tratándose de afiliados que pertenecen al partido gobernante, como quien dice, el partido del orden, del respeto por las ordenanzas, de la cultura para con todos, aún para el adversario.
Si el grupo en cuestión hubiera ido acompañando de la policía; ¿se hubiera atrevido el Sr. Suárez a agredirlo, en el supuesto caso que éste fuera el agresor, como aquel afirma?
Nosotros, en este asunto, no queremos responsabilizar al partido Radical por tratarse de una manifestación improvisada por jóvenes, sin la presencia y quizás sin el consentimiento de su jefe, el diputado Don Francisco Costa, persona culta y respetuosa, que de ninguna forma hubiera permitido que la manifestación transitara por frente al domicilio de la casa de familia del Dr. de Miguel y del órgano Conservador, pregonando su propio triunfo.
Esperamos que estos hechos no se repitan, porque divulgados o exagerados por la gran prensa del país, podrían hacer creer a los habitantes de la República que Junín es el antiguo Fortín de tiempos pretéritos. Y esperamos, que sosegados los ánimos, los afiliados al partido gobernante respondan a la confianza que el país ha depositado en sus manos en comicios legales.
Conocedor el Director de esta hoja, que su colega, el Director del diario decano de la prensa local se hallaba preso, le envió una atenta tarjeta pidiéndole sus impresiones sobre el caso, las que publica precedidas del informe policial, para conocimiento de nuestros lectores.
Informe policial
Antonio José Fontanillas, propietario del periódico local El Heraldo, ha denunciado que el lunes 27, siendo las 22 horas aproximadamente, al salir en manifestación del Comité Unión Cívica Radical, festejando el triunfo de dicho partido en esta ciudad, en circunstancias que la referida manifestación transitaba dando vivas a la susodicha agrupación política, sin ofender opiniones contrarias, al llegar a la esquina de Lavalle, siguiendo por Francia, donde se daría por terminado el acto, después de hacer uso de la palabra varios oradores; de la imprenta El Mentor, su director, José Suárez, con un grupo de personas, después de dirigir palabras groseras, insultando a la manifestación, descargaron sus revólveres contra éstas, causa por la cual algunos de los manifestantes, repeliendo la agresión, descargaron sus armas al aire, no habiendo víctimas que lamentar.
Se instruye sumario con conocimiento del Juez del Crimen.
Carta del Sr. Suárez
Señor Director de LA VERDAD, presente
Muy apreciable señor y distinguido colega: Complacido y muy grato por su fina atención, accedo a su pedido de antecedentes sobre los hechos que sirven de causa o de pretexto a mi detención.
Se trata, simplemente, de una injusticia, de una arbitrariedad que se quiere justificar con hechos falsos y por medio de testigos que no dicen la verdad.
Lo ocurrido, en síntesis, es lo siguiente: he sido provocado y agredido a balazos el lunes, por un grupo de personas que habían improvisado una manifestación callejera, que salieron a la calle desordenadamente, dando mueras a los hombres de la oposición, gritando “abajo los orejudos”. Estos individuos no tenían autorización policial para salir a la calle, no marchaban acompañados por representantes de la policía como en esos casos es de práctica y evidentemente no tenían más plan que el ataque al diario “El Mentor” pues sólo así se explica que salieran del periódico “El Heraldo”, aparentando dirigirse a la plaza y que de allí se corrieran por Julio A. Roca hasta Lavalle, avanzando por esta contra mi casa.
Injuriado, provocado y agredido a tiros como se demuestra por los proyectiles que están incrustados en los muros y puertas de “El Mentor” y casas vecinas, no ha hecho sin embargo ningún disparo y al no haber tenido tiempo de cerrar las puertas metálicas de la imprenta, limité mi defensa a reprochar a los asaltantes la indignidad del acto que prevalidos de la impunidad, habían cometido.
Debo hacer presente al señor director ya que tendrá la gentileza de dar estas manifestaciones al público, que nunca, ninguna manifestación callejera ha seguido el itinerario que siguió la noche del lunes, la que se pretende víctima de mi agresión.
El Mentor está en un barrio que no es de tránsito obligado, ni siquiera lógico en actos de esa naturaleza; para ir allí hay que hacerlo de exprofeso y eso es lo que los asaltantes del lunes hicieron.
Otro antecedente que prueba la verdad de lo que digo es que los mismos manifestantes profirieron violentos improperios al pasar por la casa del senador de Miguel, causando la consiguiente alarma en la familia.
Dejando así expuesto en lo más esencial la pura verdad de lo ocurrido, reitero al Sr. Director mis sentimientos de gratitud por su delicadísima atención y atentamente me repito S.S.S. J. Suárez.
El Heraldo
La Verdad – Mayo de 1921 – Como lo anunciáramos semanas atrás, reapareció el 1° del corriente, el batallador diario vespertino “El Heraldo” que sostiene los principios políticos de la unión Cívica Radical.
Fallo juridico
En el asunto jurídico levantado por el tiroteo frente a nuestro colega “El Mentor” ocurrido en oportunidad que es de dominio público, la justicia termina de expedirse sobreseyendo definitivamente al acusado, director de El Mentor, don José Suárez, con la declaración de que al procesado no afecta su buen nombre y honor.
Excusamos, pues, el comentario, ya que fluye claramente del fallo que nos hace ocupar otra vez de este asunto.
Don Jose Suarez
La Verdad, 12 de Mayo de 1926 – Hoy, minutos antes de las 7 dejó de existir en nuestra ciudad, Don José Suárez, director y propietario del órgano decano del periodismo juninense, “El Mentor”.
Si bien la salud del señor Suárez se hallaba bastante resentida de un tiempo a esta parte, no creíamos que la muerte estuviera acechando sus pasos tan de cerca, que terminara con su existencia, precisamente tres días después de un viaje que hiciera a Buenos Aires en busca de alivio para sus males físicos. Pero, en presencia del luctuoso hecho, no nos resta otro remedio que acatar la voluntad del Ser Soberano.
El señor Suárez era un periodista de verdad, un periodista de fibra, un periodista de vocación. Había nacido para la noble misión del periodismo y de un periodismo batallador y militante y cumpliendo esa misión lo ha sorprendido esta mañana la muerte.
Se conocía la pluma del señor Suárez, era una pluma la suya, muy bien cortada, que obedecía a los dictados de una inteligencia clara y despejada y al impulso de una voluntad firme y enérgica, deslizándose por el papel con la galanura de un lenguaje castizo y cultivado.
Hombre de combate, hecho a la tarea ruda de la vida periodística, donde son más los sinsabores que las recompensas y los honores, el señor Suárez poseía también un corazón que armonizaba con su inteligencia. Era hombre de buen corazón, como lo proclaman sus amigos y los que trataron de cerca.
Tal es el concepto que, en líneas generales, nos habíamos formado de nuestro apreciado colega en el periodismo.
A los miembros de su atribulada familia presentamos en estos momentos de explicable amargura, nuestro más sentido pésame.
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