Tras ser elegido por los obispos argentinos jefe de la Iglesia, el titular de la Conferencia Episcopal habló sobre las prioridades de su gestión, la actualidad política y el papa Francisco: Habló sobre el aumento de la pobreza y aclaró que su mensaje no es partidario, sino evangélico.
El flamante presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, advirtió sobre la situación social en el país y “la incorporación de nuevos pobres”, aseguró que “los ajustes y recortes necesarios no pueden hacerse a costa de los jubilados o de los más pobres” y reclamó al Gobierno que “la economía es con la gente adentro”. Aclaró que su mensaje no tiene connotación partidaria sino evangélica y reinvidicó la posibilidad de tener una mirada crítica: “Lo critico es propio del ser humano, lo acrítico sería casi como una ingenuidad o un automatismo, de robots”.
El arzobispo recibió a Infobae en los jardines de la espléndida casa de retiros “El Cenáculo”, del partido bonaerense de Pilar -conocida también como La Montonera-, donde se convocaron 98 obispos para elegir a la nueva conducción de la CEA, en un proceso que estuvo signado por la continuidad de la gestión de monseñor Oscar Ojea y la identificación sin fisuras con Francisco. En la entrevista surgió la siempre inconclusa visita a la Argentina: “Nosotros ansiamos que el Papa venga y sabemos de sus preocupaciones y de sus actividades. Como le decimos en un mensaje: Sabés que queremos que vengas. Cuando puedas, vení, que te esperamos. Él quiere venir ahora. Hay un Jubileo en las puertas, que es un año muy importante para la Iglesia. Apenas se den los espacios, creemos que él ya quiere venir”.
“Estamos muy preocupados por la creciente incorporación de nuevos pobres a nuestras Cáritas, en nuestros espacios de voluntariado, como necesitados de una mano. Y ahí nos damos cuenta que los recursos son cada vez más escasos. Ahí nos damos cuenta que no llegamos donde antes llegábamos, que incluso tenemos que cerrar algunos espacios, que tenemos que poblarlos creativamente de otro tipo de servicios porque no llegamos como llegábamos antes”, afirmó Colombo, quien habló con el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, quien le transmitió los saludos y felicitaciones del presidente Javier Milei.
“La economía no puede explicarlo todo. Las leyes de mercado son escasamente comprensivas de la dinámica realidad humana, que tiene ingredientes o componentes mucho más trascendentes que lo mercantil o lo material. Y esto significa, en todo caso, que una economía no podría nunca prescindir de la dimensión humana de la vida. No podía prescindir de las personas. No podemos pensar en una economía sin la gente adentro. Los ajustes, los necesarios recortes, el ordenamiento también necesario del mapa de los gastos, no puede hacerse a costa de los jubilados o de los más pobres. De manera que si estos temas ya venían mal, no es que los inventó este gobierno, hoy pedimos que, en una verdadera puesta de la economía al servicio de las personas, esto sea tenido en cuenta”, afirmó el presidente del Episcopado.
Nacido en Buenos Aires, Marcelo Colombo se formó en la Diócesis de Quilmes bajo el liderazgo de monseñor Jorge Novak, referente en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura. “Esos años fueron de verdadero aprendizaje para mí”, recuerda Colombo. De Novak, aprendió el compromiso con los más vulnerables y la búsqueda de justicia para las víctimas de la represión. Pero no se quedó en la capital: su labor lo llevó al norte, a la diócesis de Orán, en La Rioja, hasta llegar al actual destino, en Mendoza.
En La Rioja tomó la posta en un tema especialmente sensible, que lo reencontró con su origen y el compromiso de quien fuera su mentor en el conurbano bonaerense: el proceso de beatificación de los mártires riojanos, incluida la causa de monseñor Enrique Angelelli, asesinado por la última dictadura militar 1976. “Terminé de tramitar la causa de los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico asesinado Wenceslao Pedernera. Y después de monseñor Angelelli. Un tema muy lindo y a la vez muy duro, que culminó felizmente con esa beatificación en el año 2019. Fue realmente un momento de máxima luz. Me parecía que era necesario. El pueblo de La Rioja se debía una verdad sobre lo acontecido a ese pastor maravilloso que fue Enrique Angelelli, asesinado en los primeros meses de la dictadura militar”.
La entrevista al arzobispo Colombo
– ¿Qué significa ser presidente del Episcopado y cómo está encarando usted esta misión?
-El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina es siempre un sacerdote, un pastor. Y como pastor, es un hombre llamado, en primer lugar, a la oración, a la contemplación de la vida desde un lugar que es el que Dios le ha puesto, le ha dado. Y sobre todo un pastor deseoso de un servicio al pueblo que le fue confiado. Es decir, es un pastor comprometido, no puede ser un pastor indiferente o privado de esa -no diríamos empatía- sino de verdadera identificación con su pueblo.
– ¿Qué preocupaciones expresaron los obispos en materia social y en materia de la vida cotidiana durante la Asamblea Plenaria? Estamos ante un momento muy especial, con un gobierno que está cumpliendo pronto su primer año.
-Esta Asamblea tiene la peculiaridad que es una asamblea eleccionaria, de manera que buena parte de los diálogos tuvieron que ver con ese perfil de Iglesia, con los desafíos de la Iglesia en este contexto. Por supuesto, nunca están ausentes los pobres. Estamos muy preocupados por la creciente incorporación de nuevos pobres a nuestras Cáritas, en nuestros espacios de voluntariado, como necesitados de una mano.
Y ahí nos damos cuenta que los recursos son cada vez más escasos. Ahí nos damos cuenta que no llegamos donde antes llegábamos, que incluso tenemos que cerrar algunos espacios, que tenemos que poblarlos creativamente de otro tipo de servicios porque no llegamos como llegábamos antes.
Después están los temas vinculados a lo que significa la atención de algunas realidades como el cuidado del medio ambiente, los pueblos originarios. Son temas que no quedan en una agenda de largo plazo, sino que forman el corto plazo de la realidad argentina.
–¿Cuál va a ser el diálogo que usted va a buscar con el presidente, con el Gobierno argentino?
-Primero partimos del máximo respeto a la investidura de alguien que ha sido consagrado, ungido por el pueblo. Esto nos parece importante rescatarlo y siempre subrayarlo. Nuestro pronunciamiento no es contra alguien, sino en todo caso, las críticas son a un modelo o a algunas medidas o a un modo, nunca la persona, porque creemos que hay que respetar y también generar esta confianza de que se puede dialogar, más allá de las perspectivas y de los pensamientos.
Segundo, uno diría que la economía no puede explicarlo todo. Las leyes de mercado son escasamente comprensivas de la dinámica realidad humana, que tiene ingredientes o componentes mucho más trascendentes que lo mercantil o lo material. Y esto significa, en todo caso, que una economía no podría nunca prescindir de la dimensión humana de la vida. No podía prescindir de las personas. No podemos pensar en una economía sin la gente adentro.
Los ajustes, los necesarios recortes, el ordenamiento también necesario del mapa de los gastos, no puede hacerse a costa de los jubilados o de los más pobres. De manera que si estos temas ya venían mal, no es que los inventó este gobierno, hoy pedimos que, en una verdadera puesta de la economía al servicio de las personas, esto sea tenido en cuenta.