Con solo 11 años y una madurez que asombra, Martina Gutiérrez se consolidó como una gran jugadora del tenis en Junín. La joven tenista se consagró campeona recientemente en la categoría Sub-12 del Abierto 08 ATO, torneo que se desarrolló en las instalaciones del Club Sarmiento de Junín el pasado fin de semana. En una entrevista exclusiva, la campeona compartió con asombrosa lucidez los detalles de su camino, desde sus inesperados inicios hasta sus más ambiciosos sueños para el futuro.
Del aislamiento de la pandemia al descubrimiento de una pasión
El camino de Martina en el tenis es una historia de mucha dedicación. A diferencia de muchos deportistas que crecen con la raqueta en la mano, su pasión surgió de una situación inesperada: el aislamiento forzoso por la pandemia de 2020. «Empecé en la pandemia porque, en ese momento no se podía hacer deportes en grupo,» reveló. Con apenas siete u ocho años, la joven se unió a las clases de su hermano y, en ese momento, el tenis la atrapó por completo.
«Yo antes no hacía deporte y bueno, me empezó a gustar el tenis y seguí hasta el día de hoy,» explica la joven, quien hoy en día disfruta cada aspecto de su entrenamiento. Más allá de la competencia, lo que más la motiva es la camaradería y la preparación constante. «Hoy lo que más disfruto del deporte es practicar con mis compañeros, competir, o sea a prepararme para competir y todo eso». Esta dedicación la llevó a competir durante los últimos cuatro años, adquiriendo una valiosa experiencia en torneos como en Tigre, Olavarría, Rosario, Dolores, Luján, Chivilcoy y Bragado, forjando su carácter en canchas de todo el país.
LA SERENIDAD DE UNA CAMPEONA
Una de las características más sorprendentes de Martina es su imperturbable fortaleza mental en la cancha. Mientras que muchos competidores, incluso los mayores, se ven abrumados por los nervios, ella se mantiene serena y concentrada. «Yo cuando arranco un partido, un torneo, cuando voy a competir, estoy relajada, tranquila, empiezo normal, porque estoy segura de que yo sé jugar,» afirma con convicción.
No obstante, reconoce que la calma no es siempre innata y que desarrolló técnicas para manejar la frustración. Al hablar de sus momentos más difíciles en la cancha, cuando no juega al nivel que espera, describe su propio método para recuperarse: «Cuando por ejemplo, no sé, me enojo o algo, me siento mal porque no estoy jugando como yo sé, me aliento, me doy golpecito en la en la pierna, salto, respiro, respiro profundo, me sumerjo en mis pensamientos, me tranquilizo y así puedo seguir adelante con mi juego». Esta autogestión emocional es, sin duda, la clave de su éxito, permitiéndole mantener el foco y superar cualquier obstáculo que se le presente.
EL CAMINO HACIA EL TÍTULO
El reciente triunfo en Junín no es el primer gran logro de Martina. Antes de este Abierto, ya había saboreado el éxito en Chacabuco, un torneo que considera su mayor logro hasta la fecha. «Ese torneo para mí fue el mejor en el que me sentí más cómoda, que jugué como yo sé jugar, me sentí libre, sin nervios, sin nada,» rememora con gran alegría.
En el Abierto 08 ATO, el camino hacia el título fue un verdadero desafío. El torneo, que contaba con un cuadro de tres jugadoras, la llevó a enfrentarse en la semifinal a una de sus compañeras de entrenamiento. «Éramos tres chicas, una del primer partido que yo la conocía, porque yo entrenaba con ella y bueno, se pasó después a otro club y jugué, como yo sé jugar, al principio empecé, medio medio medio, pero después puede mejorar y jugar como me gusta,» detalló sobre el encuentro que le abrió las puertas a la final.
La gran final la enfrentó a una jugadora de San Nicolás de los Arroyos, y fue en este partido donde Martina brilló con todo su esplendor. «Me sentí bien cómoda jugando mejor que el otro partido, soltándome,» relató, describiendo la sensación de liberarse de la presión y desplegar su mejor tenis. Para la joven, la victoria significó mucho más que un simple trofeo. Fue la confirmación de que el trabajo duro y la perseverancia tienen su recompensa. «Para mí significó que yo estaba lista, que estaba preparada y que había entrenado duro para llegar a lograr este campeonato», expresó con la madurez que la caracteriza, destacando que este triunfo la motiva de sobremanera para los próximos torneos que tiene por delante.
El equipo detrás de la campeona: Familia y entrenadora
Detrás de cada golpe ganador de Martina hay un equipo de apoyo fundamental que le brinda la fuerza para seguir adelante. Cuando se le pregunta por sus pilares, no duda en nombrar a su familia. «Primero que nada mi familia, mis padres y mi hermano,» dice, reconociendo el respaldo incondicional que le brindan en cada paso de su carrera.
Además de su familia, su entrenadora, Natalia Goyeneche, juega un rol crucial en su desarrollo como jugadora y persona. «Mi entrenadora, Nati Goyeneche, la mejor y mi compañero, Santiago» señaló, destacando la importancia de su equipo de trabajo. A pesar de la exigencia de combinar los estudios con los entrenamientos, Martina logró un equilibrio saludable. «Me organizo bien con todo porque yo voy a la escuela a la mañana y yo entreno a la tarde. Entreno 3 días de la semana,» explicó sobre su rutina, demostrando una vida disciplinaria.
SUEÑOS DE GRANDEZA Y UN MENSAJE INSPIRADOR
Martina tiene referentes que la inspiran y la motivan a ser mejor cada día. Admira al profesional español Carlos Alcaraz y a la tenista italiana Jasmine Paolini, de quienes seguramente toma nota para perfeccionar su propio juego.
Con la vista puesta en el futuro, Martina tiene un sueño claro y ambicioso: ser tenista profesional. Su máxima aspiración es levantar un trofeo en uno de los torneos más prestigiosos del mundo. «A mí me gustaría ser profesional y mi primer título como profesional que sea ganar un Roland Garros» reveló, mostrando una determinación que no es común a su edad.
Para cerrar la entrevista, Martina quiso dejar un mensaje a todos los jóvenes que están empezando en el tenis o que se enfrentan a la derrota. «Que no se frustren, que sigan, que lo van a poder lograr con esfuerzo y dedicación,» aconsejó, con una humildad y sabiduría que la convierten en un verdadero ejemplo a seguir. Finalmente, no se olvidó de agradecer a su entrenadora, Nati, por su apoyo constante, sus enseñanzas y por hacerla reír, un recordatorio de que, a pesar de la intensidad de la competencia, el deporte también es un espacio para la alegría y disfrute.