El destino de Marcos D’Errico tomó un giro inesperado en la casa de un primo. De patear pelotas en las canchas de fútbol, su mirada se posó en unas patadas diferentes, llenas de potencia y disciplina. «¿Qué es eso?», preguntó el pequeño Marcos, sin imaginar que esa simple curiosidad encendería la llama de su pasión por el taekwondo. Así, gracias al apoyo de su madre y un flechazo en su primera clase, comenzaría la historia de un «sueño» dentro de este arte marcial.
Más allá de la disciplina y la técnica, el taekwondo se convirtió para Marcos en un mundo de relaciones y una vía de escape liberadora. «Conocer gente y el entrenar…», reflexiona, destacando el valor humano de compartir el deporte. Pero la conexión va más allá de lo social; en la ejecución de una pelea o en la precisión de una forma, Marcos encuentra una sensación de libertad palpable. «Me siento así como libre», confiesa, revelando cómo el movimiento se convierte en una expresión pura de sí mismo.
El sueño mundialista para Marcos D’Errico tiene nombre y fecha: España, julio de este año. Pero este logro no ha sido casualidad, sino el resultado de un arduo trayecto que él describe como «un camino muy largo, pero muy corto a la vez». La intensidad de su dedicación se evidencia en su participación de los selectivos, instancias cruciales donde cada punto sumado lo acercaba a su anhelada clasificación. «Fui a eso, fui sabiendo que tenemos los puntos necesarios para yo poder clasificar al mundial», explica con determinación, dejando claro que su presencia en la clasificación al mundial era un objetivo trazado con anticipación: «Tenía en mente esta clasificación al mundial».
El sueño de representar a su país en el Mundial de Taekwondo 2025 en España tiene un desafío económico significativo para Marcos D’Errico. «Estamos haciendo rifas con mi familia”, explica, refiriéndose a una iniciativa para recaudar fondos. «Y bueno, obviamente es mucha plata la que hay que conseguir aparte». A este esfuerzo se suma la inversión constante en su preparación, con la participación en numerosos torneos que implican gastos en inscripción y viajes para competir. «Tengo que seguir participando en todos los torneos que quedan hasta julio y eso es un gasto que también tengo que contar», detalla. A pesar de los obstáculos financieros, la ilusión de llegar a España sigue intacta.
De cara al Mundial, Marcos D’Errico irradia seguridad, fruto de una preparación exhaustiva. «Me siento muy seguro de lo donde estoy hoy, de cómo voy a hacer mi competencia», afirma con convicción. Esta certeza se cimienta en un riguroso entrenamiento diario. «Porque entreno mucho día a día” explica, detallando una rutina demandante que abarca múltiples disciplinas. «Yo me levanto y hay días que salgo y voy a escuela, salgo de la escuela y me tengo que ir a entrenar y después te vuelvo a entrenar a la noche también” describe, ilustrando la dedicación y el sacrificio que está invirtiendo en su preparación.
Con tan solo 16 años, el camino de Marcos D’Errico hacia el Mundial de Taekwondo en España no sería posible sin el incondicional apoyo de su familia. «Si no fuese por mi familia todo eso no sería posible, son el pilar de todos mis logros», reconoce con profunda gratitud. Para Marcos, su familia es mucho más que un sostén emocional; son la fuerza impulsora que le permite superar los desafíos y perseguir sus sueños. «Yo no podría ir hasta donde están sin ellos», sentencia, dejando en claro que cada paso en su carrera lleva el sello de su amor y dedicación.