Jorge Castro es un técnico muy reconocido de la ciudad de Junín, de mucha trayectoria en el fútbol de la Liga Deportiva del Oeste. Hoy se encuentra dirigiendo a las categorías inferiores del club BAP, el club que lo vio nacer en el deporte. “El club que me vio nacer y me dio todas las oportunidades, le voy a agradecer toda mi vida y al cual quiero un montón porque comencé como jugador, me pusieron la camiseta y tuve la suerte de debutar en primera, me ayudaron los dirigentes de esa época, compañeros y amigos”.
Son 37 años que Jorge cumple el rol de técnico, un rol muy importante el cual es recordado por cada chico que pasa por el club “cuando me estaba por retirar como jugador, apareció esta oportunidad, que hace tantos años vengo haciendo, que nunca lo había pensado y surgió de la nada. Y bueno, hoy en día siendo director técnico del club que me vio nacer”.
Jorge se crio en el barrio “20 de Julio”, que luego se llamó “11 de Julio”, cerca del estadio de Sarmiento, donde hoy están los anexos del club solo había una cancha y monte, una cancha que vio nacer a muchos jugadores “para mí, el 20 de Julio va a ser y va a seguir siendo siempre. La misma cancha fue mi casa y bueno, en ese barrio jugaron montones, pero montones de compañeros y amigos que después jugaron Sarmiento, en BAP, en Independiente, en River, en los viejos torneos de los campitos y hoy no hay chicos, no se ven chicos de ese barrio jugando al fútbol, es muy raro. Nosotros éramos 40 o 50 y te los puedo nombrar a los Benítez, los Banega, los Miranda, los Monjes, los Pavón, entre otros, muchos hermanos y todos jugando al fútbol. Y la mayoría hemos llegado, hemos llegado a miles de profesionales de entrenamiento”.
Su historia en el fútbol se sigue escribiendo pero también esa vida de jugador le dejó muchas cosas a Jorge “historias lindas por tener muy buenos compañeros en todos lados, de todos los clubes que pase tengo un grupos, pero también triste porque tenía un sueño, siempre soñaba con jugar, jugué en la cancha de Sarmiento, tuve la suerte de jugar ahí y tuve la mala suerte que en el mejor momento de mi carrera me quebré y después otra vez de nuevo me vuelvo a quebrar en Moreno y dije bueno, en el sentido de que el fútbol es joven y no quise jugar más”.
Una vez que decide retirarse como jugador luego de sus lesiones aparece la oportunidad de ser técnico y Jorge recuerda esos directores técnicos que él veía de chico “yo creo que me marcaron todos, porque no fueron técnicos míos, pero yo los escuchaba como nadie y escucharlos en los partidos de fútbol en esa época, hablar primero de Dionisio García para mí fue muchísimo, Juancito Toledo, Zorrito Ramos, hablar de Aramburu, cada técnico, cada uno teniendo a un club. Eran gente que te marcaban de una manera u otra, porque teníamos muchos contactos con ellos en esa época. Creo que todo eso fue una época muy linda que tuve que escribir, en vez de que todos los que utilizaban todo el talento, el festival, el campeonato, pero los campitos iban desapareciendo, sabíamos casi la única que nos quedaba era la de Primera Junta. La técnica la sabíamos todos, la aprendíamos ahí y con toda esa experiencia fue terrible. Y hoy eso no se ve, hoy tenemos poco tiempo. Una hora, una hora y media, dos horas de entrenamiento, creo que cuatro veces cada semana, y a veces algún chico de una hora porque tiene otras actividades”.
Jorge formó parte del ascenso de Sarmiento de 1977, el primer título en AFA “eso fue lo mejor para mí, lo mejor que me pudo haber pasado. Tuve la mala suerte de haberme lesionado, pero tuve la suerte de compartir un grupo extraordinario, unidos, hasta el día de hoy estuvimos charlando, pero aparte muy buenos amigos, muy buenas personas, estábamos todo el día juntos. Y yo creo que eso nos marcó el camino, los tres meses que estuvimos concentrados en los Focolares, que fue una experiencia única que viví, que no la voy a olvidar. Yo creo que fue lo mejor que hubo, terminamos los partidos y teníamos libre un día y otro día estábamos toda la semana juntos entrenando, entrenando, y bueno, eso favoreció muchísimo. Y yo creo que no va a haber algo igual, era un lujo y la gente lo que acompañó a Sarmiento esos años, fue mortal. Pero a la vez, sin desmerecer los crueles que vienen de afuera, la gran base eran jugadores Junín”.
Otro recuerdo importante de la vida deportiva de Jorge es del 81 cuando jugaba en Moreno, venía de salir campeón con Argentino de Lincoln y llega a Moreno “es de lo mejor para mí también. Tuve la suerte de ser parte de la historia más linda de Moreno, porque ganamos uno por uno, invictos, el campeonato local lo terminamos invictos, perdimos el último partido, pero el sábado siguiente el equipo salió campeón cuatro fechas antes de que termine el torneo”.
Luego de tanta alegría llega una nueva lesión para Jorge, luego intento jugar un poco más pero el retiro se aproximaba, en el año ´86 quería darse el gusto de jugar con su hermano en BAP, decide volver a su club que lo vio nacer. El técnico de ese momento se enferma y fueron sus propios compañeros los que le insistieron para que él se hiciera cargo del equipo y es donde le dio inicio a su carrera como director técnico “siempre me gustó trabajar con los chicos y mostrarles, enseñarles un camino de cómo se sigue con todos los percances que vos podes tener. Hasta el día de hoy hago lo mismo, no es fácil llegar a jugar a nivel profesional, es muy difícil, y que lo tomen como un divertimento primero y que vas preparándote para lo que crees. Es un sueño que lo podes cumplir, pero que no es fácil, y más hoy, es muy difícil”.
Tantos años dedicando su vida al deporte y a la enseñanza hacia los más chicos tiene que tener un entusiasmo aparte luego de tantos años “para mí es mi cable a tierra y más cuando estás en un lugar que sentís cómodo, en el club de mis amores, en el club con la gente, con mi gente, con los padres, con los chicos, y vos ves que te responden y que vos ves que el club avanza, que los chicos, las categorías están ahí todas bien y que miran a un futuro que empiezan a escribir no solamente como jugadores de fútbol, sino como personas que estudian, que se preocupan, que juegan mucho, pero sobre todo con muchas ganas de seguir. Entonces, eso me dan muchas ganas de ir a la cancha, estoy bien, contento y feliz”.
Desde ya que este camino se hace acompaño “el que siempre está, y no solamente él, sino su familia, es Claudio Gutiérrez. Claudio es mi mano derecha, mi izquierda, mi todo, también en su principio estuvo Canavecio, que después se tuvo que ir a Pergamino. Hoy estoy con Bravo, con su hermano, que es un fenómeno, justo se iba a ir el club y hablé con él para que se quede, se quedó conmigo y está Danielito Pereira, un fenómeno compañero de toda la vida. También me acompañan las familias de los chicos y el club donde me siento muy a gusto y tengo un último sueño cumplir que es ver las luces en la cancha”.