Por Redacción Grupo La Verdad
Un espacio físico dentro del edificio anexo de la UNNOBA, ubicado en Rivadavia y Newbery, lleva ahora el nombre «Azucena Caivano de Prieto, Madres de Plaza de Mayo» como reconocimiento a ese grupo de mujeres que luchó por la memoria, verdad y justicia durante y después de la última dictadura militar en nuestro país. El acto se realizó este viernes y contó con la presencia de familiares, amigos y representantes políticos, sindicales, sociales y vecinos de Junín.
Sobre este tema, el referente del movimiento por los derechos humanos, Oscar Farías, expresó a Grupo La Verdad que «en diciembre, por la cátedra de memoria y derechos humanos y la de pueblos originarios, tengo la costumbre de reunirme con el Rector de la universidad (Guillermo Tamarit) para evaluar y dialogar sobre la tarea realizada y en esa oportunidad le propuse la posibilidad de asignar algún espacio del edificio como Azucena Caivano de Prieto, Madres de Plaza de Mayo y de esa manera vamos a homenajear a todas las madres de Junín».
«El Rector me invitó por supuesto a seguir adelante, abrimos un expediente para concretarlo en este ciclo lectivo 2025, hablamos con Juan Pablo Itoiz, secretario de extensión, de la que dependen nuestras cátedras, con Pablo Petraglia, director de la escuela de ciencias jurídicas y económicas, para que habilite esa posibilidad y el Consejo Superior en su última sesión lo aprobó», destacó luego.
Además, indicó que «corrimos con el tiempo para la placa y me pareció justo y necesario que las madres de plaza de mayo de Junín y Coca tengan este merecidísimo homenaje».
En tanto, Farías, dijo que «el que tuvo la posibilidad de charlar con ella sabe lo que pasó en esa época de la dictadura tan compleja, con pérdida de amistades y la indiferencia de sus vecinos, que le dieron la espalda. Nadie fue un 24 de marzo a la plaza a acompañarlos».
«Ella declara y queda reflejado en los libros de historia de Junín que sus vecinos y conocidos decían que a la casa de los Prieto no había que acercarse, que eran subversivos. Eso como muchas madres de Junín sufrieron lo mismo», recordó.
«Las fueron las que estaban siempre en la plaza, las que tenían los pañuelos en la cabeza, las que participaron de las marchas, aquella histórica a Luján en 1977, donde hubo represión, más de 300 detenciones, con la desaparición de las monjas francesas, que hizo que el accionar de la dictadura tuviera visibilidad en todo el mundo», remarcó.
«Han sufrido las madres hostigamiento, persecuciones, ser vigiladas, no ha sido fácil la vida para ellas en nuestra ciudad y por eso hay que tenerlas siempre presentes, valorarlas y darles el reconocimiento que merecen», finalizó.
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