Una cocina de estilo boho chic en color rosa

No es por exagerar, pero cuando veas la transformación de esta cocina empezarás a creer en los milagros (al menos, en los milagros que tienen que ver con la decoración). Michelle Salz-Smith, de Studio Surface, fue la encargada de devolverle la vida a esta casa en ruinas junto a la playa que parecía transformada en una suerte de trastero. La cocina, que es la sección en la que nos centraremos, se convirtió en el epítome del estilo boho chic, con listones de madera de color blanco revistiendo las paredes, armarios diseñados a medida en color rosa empolvado, encimeras de mármol, grifería de latón, estantes de madera que amplían el espacio de almacenaje, un frigorífico Smeg con su característico espíritu vintage, y detalles de metal negro como tiradores o barras.

Una delicia de cocina con espacio suficiente para colocar un comedor y cumplir todas las multiples funciones que las cocinas actuales deben cubrir. Además de preparar las comidas, en las cocinas actuales -los verdaderos centros de reunión en las casas más actuales-, actualmente se usan para montar una zona de estudio para los los más jóvenes de la familia, para compartir reuniones con amigos o hasta para montar una oficina para el teletrabajo.

Al tratarse de una casa de una sola planta, la luz natural entra a raudales en la cocina, algo que, junto con el color blanco de las paredes, genera una estancia muy luminosa y de lo más acogedora.

Las baldas de madera y los detalles de fibra como los cestos, mantienen la línea cromática del rosa empolvado y añaden un toque cálido y rústico al estilo actual de esta cocina distribuida en dos frentes y con un encantador comedor de diario.

El resultado es una preciosa cocina que desprende el encanto del estilo boho chic y el frescor del estilo coastal, todo ello con una clara influencia del rústico que hace que el espacio gane un ambiente familiar muy acogedor.

Justamente al lado de una de las ventanas de la cocina, se ubicó un precioso office con un estilo muy campestre compuesto por un banco de obra, una mesa redonda que favorece las charlas, tres sillas rústicas en color negro que marcan el contraste tonal, y una lámpara con pantalla de bambú modelo SINNERLIG de IKEA. La combinación de cojines en distintos tonos de grises y blancos crean un escenario muy moderno en contraste con el rosa de los muebles de la cocina.

ASÍ ESTABA ANTES DE LA REFORMA

Un espacio desactualizado y frío en el que no daban ganas de estar ni pasar el rato. El color blanco, aunque es uno de los colores tradicionales y que mejor le sienta a las cocinas, en este caso creaba un resultado poco acogedor. La clave, como siempre, está en combinar el blanco con otros colores, aunque sea en pequeñas dosis.