No nos vamos a engañar: elegir correctamente nuestra base de maquillaje puede ser un reto. Saber cuál es el tono correcto y la textura adecuada para nuestro tipo de piel genera ciertas dudas. Dudas que van in crescendo si esa elección se hace de manera online.
Existe una regla popular infalible que dice que siempre es mejor pecar por defecto que por exceso. Es decir, en caso de duda, es preferible comprar una base más clara que una más oscura, ya que siempre se puede subir el tono con polvos bronceadores. Pero como lo que queremos es elegirla como una profesional, y no solo para salir del paso, he aquí la guía definitiva para aprender a hacerlo.
¿Cómo elegir el tono correcto para mi color de mi piel?
Es la eterna pregunta. Y más cuando las firmas de maquillaje han incrementado de forma considerable la oferta de tonos disponibles con catálogos muy extensos. La recomendación general es siempre elegir el tono más afín a nuestro color natural de piel.
Para saber cuál es ese tono, se puede poner en práctica este truco: probar tres tonos intermedios de base que sean parecidos a nuestra piel en la zona de la mandíbula. El que mejor se funda con nuestra piel –siempre va a haber uno de los que tres que se asemeje más– debería ser el elegido. También es importante hacer estas pruebas de comprobación a la luz natural del día.
Y aunque existe una recomendación generalizada de probar la base en la parte interior de la muñeca o en el dorso de la mano para comprobar si el tono pre-elegido es el correcto, se aconseja hacerlo directamente en el rostro ya que es lo más fiable. Puede ser en la mandíbula o, incluso, en otras zonas como la frente.
La importancia del subtono
A la hora de elegir también es importante tener en cuenta la pigmentación de nuestra piel. No solo es cuestión de que sea clara u oscura, sino también de ver si tiende a cetrina, rosada o dorada. Todo ello tiene que ver con nuestro subtono. Para saber cuál es nuestro subtono –sobre todo si se va a comprar la base por catálogo o por internet– aconsejan seguir este truco: ponerse frente al espejo al lado de un folio blanco y observar qué color muestra la piel en comparación con ese folio:
*Si la piel se ve más amarilla, tiene un subtono cálido y, por tanto, se debe elegir una base más dorada o beis.
*Si en comparación con el blanco del folio la piel se ve más rosada, es un subtono frío y, por tanto, la base debería ser más rosa.
*Si la piel no resalta, ni por un tono amarillento ni rosado, estamos ante un subtono neutro y la base debería ser lo más neutra posible.
Elegir la textura en función del acabado que se busque
La elección de la textura de la base no solo viene determinada por el tipo de piel que tengamos, sino también por el resultado que busquemos. La regla parece fácil: cobertura total para las que quieren un efecto más cubriente. Y ligera y natural para las que quieren que se intuyan su piel, tal y como es.
No obstante, como no siempre buscamos el mismo resultado, existe una regla de oro infalible: elegir una base ligera que aporte luminosidad y efecto buena cara y después modular el resultado trabajando por zonas con un corrector o con una base más cubriente. Las bases en barra, por ejemplo, suelen ser una buena opción para trabajar el acabado de forma modulable.
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