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Escuchar el ritmo del corazón

Muchos pacientes no tienen síntomas y la hallamos en chequeos de rutina. Otros consultan por palpitaciones, falta de aire, dolor en el pecho y cansancio marcado al realizar ejercicios.

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Escribe: Dr. Gabriel Scatarello

La función del corazón es bombear sangre, para que la misma llegue a todo el cuerpo en forma ininterrumpida.

El encargado de iniciar cada latido es el sistema “eléctrico” que tiene el corazón. Cada latido se origina en la aurícula derecha, una de las cuatro cavidades, para luego desplazarse a través de todo el músculo cardíaco.

Por cada latido, se genera una onda eléctrica.

La frecuencia cardíaca y el ritmo cardíaco son los parámetros que definen el funcionamiento del corazón al latir. La frecuencia marca la velocidad del corazón al latir. Su valor normal es entre 60 y 100 latidos por minuto. El ritmo debe ser siempre regular, es decir que entre un latido y otro debe haber siempre el mismo tiempo. El ritmo cardíaco normal se conoce como ritmo sinusal.

Cualquier cambio en la frecuencia y/o ritmo se lo conoce como arritmia.

La fibrilación auricular (FA) es un tipo de arritmia que se describe como latidos “irregulares”. Es la arritmia más frecuente. La misma puede aumentar a causa de distintas enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y de aquellas patologías que afecten el músculo del corazón. Impacta sobre adultos de cualquier edad, sin embargo es más frecuente a mayor edad.

Muchos pacientes no tienen síntomas y la hallamos en chequeos de rutina. Otros consultan por palpitaciones, falta de aire, dolor en el pecho y cansancio marcado al realizar ejercicios.
Si bien no es una arritmia mortal, puede producir complicaciones.

Debido al modo irregular que late el corazón, pueden formarse coágulos en su interior y luego ser bombeados al resto del cuerpo. Si los coágulos salen del corazón y se alojan en el cerebro tendremos un infarto cerebral (ACV). De hecho, los pacientes con fibrilación auricular tienen 5 veces más riesgo de ACV.

Por otro lado, con el paso del tiempo, la frecuencia cardíaca no controlada puede generar daño en el músculo del corazón y así insuficiencia cardíaca.

A su vez, esta arritmia genera mayor necesidad de internación en los centros de salud.
Con la ayuda del médico, todas estas complicaciones se reducen al máximo.

Los objetivos del tratamiento serán los de disminuir la posibilidad de un ACV, controlar el ritmo del corazón, y realizar chequeos periódicos para controlar la evolución.

Existen medicamentos que pueden controlar el ritmo cardíaco, tratando de mantenerlo en ritmo normal (antiarrítmicos). Pero muchas veces no logramos este objetivo y entonces lo que buscamos es controlar la frecuencia cardíaca para llevarla a un valor normal. Es decir, se puede vivir con esta arritmia tratando de que el corazón mantenga una velocidad que le permita al paciente tener una calidad de vida normal, alejado de síntomas.

Otros medicamentos llamados anticoagulantes nos permiten evitar la formación de coágulos en el interior del corazón. Es así que se reducen notablemente las chances de un ACV.
Por último, el mantener una vida activa, con alimentación saludable y un plan de ejercicios completarán el tratamiento.

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